Erick Marín lucha por superar, desde el pasado 21 de mayo, las sesiones de quimioterapia y el trasplante de células madre a causa de un tumor en la parte superior de la ingle.
Sin embargo, la pelea deberá continuarla cuando termine el tratamiento y se vaya a la casa de sus suegros en Pavas para iniciar una cuarentena, según explicó María del Mar Aguilar, novia del defensa.
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Por ejemplo, cuando ese momento llegue, el exjugador de Guadalupe deberá bañarse dos veces al día y cambiarse la ropa la misma cantidad de veces, es decir, necesitará 80 camisetas e igual número de medias y ropa interior porque todo debe ser nuevo.
“La alimentación también es delicada. Por dicha mi papá tiene la solvencia económica para decir que se queda en la casa, pero Erick dice que no puede ser tan care’ barro porque será por tiempo indefinido”, comentó Aguilar.
En la casa de los suegros acondicionaron un cuarto y un baño, el cual debe tener una pintura y piso especial, puesto que él se está sometiendo a un trasplante de médula osea, procedimiento que le tiene las defensas como las de un bebé.
En esa habitación no podrá recibir visitas, debe estar solo y por eso le hicieron una pared con una ventana para poder verlo y que no se sienta solo.
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Actualmente, Marín está aislado en el Hospital México y solo tiene la compañía de otro paciente, así como una pantalla de televisión.
Cuando María del Mar lo visita todos los días, ella debe pasar por todo un protocolo de seguridad y limpieza porque Dios guarde el jugador se enferme o se contagie con alguna bacteria.
"Hay una línea amarilla que divide el mundo hospital con el mundo médula. Uno se pone botas de tela, se lava las manos, le dan un cepillito y es uno para cada mano del codo para abajo, son unas 20 veces que hay que cepillarse cada parte y duele.
“Luego me pongo gorra y una bata, todo está envuelto y luego vienen unos guantes que no son de latex, son esterilizados y el cubrebocas”, comentó María, a la que le limpian hasta el teléfono celular.
Una vez en la habitación del hospital, Aguilar no puede tocar, besar ni abrazar a Erick, al que le tiene que llevar botellas de agua y medias todos los días.
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El futbolista le dice a su pareja que se siente solo, que no ve gente. Además, que el cuarto es frío y tenebroso, pero es parte del proceso y es por eso que le pide que le escriba a diario.
Para poder estar a diario con el defensa, María pidió un permiso en su trabajo para salir unas horas antes y estar a tiempo en la visita de las seis de la tarde, momento en el que se encarga de darle la cena al valiente jugador.
La preocupación que le quita la paz a Erick es que él mantiene a sus papás y en este momento no puede hacerlo, por lo que agradecer que el Herediano le esté pagando el seguro con la Caja y que Saprissa y Alajuelense vayan a enfrentarse este 7 de julio, y que por cada entrada vendida le vayan a entregar mil colones.