Estar casi cuatro meses internado en el hospital luchando contra un tumor en la ingle y haberle ganado la guerra a la enfermedad, hizo que el jugador Erick Marín valore muchísimo más la vida.
LEA MÁS: Pareja de Erick Marín: "Mi novio es un campeón"
Pero es una lucha que lleva rato pues en el 2017 fue un tumor en un testículo, en el 2018 en el pecho y este año en la ingle, por lo que ya es todo un guerrero de la vida.
"Mi mensaje es que crean en Dios ciegamente, Dios es fiel, Él no nos abandona nunca. Nosotros somos los que lo abandonamos a Él, que tengan buena actitud, vivan la vida sin resentimientos.
“Preocupaciones van a haber y muchas, que no puedo pagar la casa, el carro, las tarjetas... pero son preocupaciones en las que se mete uno mismo, si quieren andar en carro del año, sepan si les conviene tenerlo. Aprovechen el día a día, no se quejen, no saben lo que es estar en un hospital”, comentó sabiamente el jugador de 37 años, quien es fiel creyente de la Virgen de los Ángeles.
LEA MÁS: Novia de Erick Marín se rapó la cabeza en solidaridad con la enfermedad que padece el defensa
Además, trata de sacarle el lado positivo a la dura prueba que tuvo que enfrentar.
“Siento que todo esto me ha hecho una mejor persona, con más sentimientos, más amor hacia los demás. No es que antes no los amaba, sino que era más resentido, si me hablaban bueno y si no también. Ahora entiendo que debo saludar a todas las personas”, añadió el vecino de Pavas.
Tres meses aislado
De los tres procesos de quimio que ha enfrentado Erick, este ha sido el más duro y fuerte, al punto que le hicieron un trasplante de médula ósea para poder ponerle enormes cantidades de quimioterapia.
Y esto obligó a que estuviera aislado en un cuarto durante más de tres meses, siendo uno de los obstáculos más difíciles para el defensor.
"El aislamiento es lo que más me pegó porque no podía tener a nadie a la par mía, me sentía solo y soy alguien al que le gusta estar acompañado.
“En el proceso anterior tuve a mi familia, novia y a mi mamá, pero para este ellos solo podían estar una hora al día conmigo. Además, yo soy muy friolento y el cuarto mío era muy frío para que no entraran bacterias, a eso agréguele la quimio, entonces fue muy fuerte”, añadió el futbolista.
A Marín le tocó recibir tres días seguidos de quimio, es decir, 72 horas continuas, día y noche sin parar, algo que el cuerpo resintió bastante, al punto que a veces no podía ni hacer algo tan normal como sostener el celular, escribir o enviar un mensaje.
LEA MÁS: Virgen de los Ángeles tardó 16 días en cumplirle el milagro a la hermana de Erick Marín
Conoció a sus verdaderos amigos
Es bien sabido que cuando se está en un hospital o una cárcel las personas conocen a sus verdaderos amigos y con Marín no ha sido la excepción.
El defensor contó que a los que consideraba sus amigos desaparecieron; sin embargo, aparecieron otros para motivarlo, pasar ratos agradables y tener buenas conversaciones.
“Los que eran tus amigos te dieron la espalda y ahora llegaron personas nuevas que se han quedado, que van a ser una amistad bonita, muy pura, porque nació del corazón”, insistió.
De una vez aclaró que a veces no responde los mensajes que le mandan al celular, no porque no quiera, sino porque su estado físico por las medicinas no se lo permite.
En este duro viaje, a Marín le correspondió compartir el cuarto aislado con dos señores, en diferentes momentos, le tocó despertarse un día y ver cómo a uno de ellos trataban de resucitarlo, a los días murió de leucemia.
Para terminar, le preguntamos sobre su reacción cuando le dieron la noticia de que estaba limpio y fue imposible que no llorara al contarlo.
"Cada vez que me acuerdo quiero llorar porque fue lo primero que hice cuando vino la doctora y estuvimos hablando, yo le decía vacilando que por culpa de ella me había resfriado por mandarme a bañar tan temprano el domingo para hacerme el TAC, y ella me decía: 'no mienta’.
“Igual dijo que venía a darme una buena noticia, que el doctor y ella revisaron el TAC y mi cuerpo estaba completamente limpio, sin ninguna mancha (de los tumores) y me puse a llorar, le di gracias a Dios, a la doctora. Ella me decía: ‘llore, yo ya lloré’ y empecé a llamar uno a uno de mi familia, a mi novia, mi hijo, hermanos , sobrinos”, finalizó este héroe, quien aún no sabe cuándo le darán la salida del hospital, pero la gran guerra la volvió a ganar. Al salir continuará su recuperación en la casa de su novia, María del Mar Aguilar, donde le hicieron un cuarto en el que debe permanecer aislado.