Jimmy Araya es un apasionado de los carros Mercedes-Benz, al punto que desde hace tres años anda en un chuzo de esa famosa empresa automotriz alemana, que no cambia por nada del mundo.
Se trata de un Mercedes modelo 1982, estilo 300D, carrocería W123, motor 617 diésel, cuatro puertas y de caja automática.
Jimmy, quien vive en San Antonio de Desamparados, nos contó que solo ha tenido dos carros en su vida, y ambos han sido dos Meches.
Durante 20 años tuvo un Mercedes-Benz, negro modelo 1979 que algunas personas le recomendaron cambiar debido a que ya tenía su buen recorrido, así que les hizo caso y se compró a su nuevo amor.
Jimmy, de 60 años, le tuvo que hacer restauraciones sobre todo en el motor, ya que lo compró nuevo y se lo dio a su mecánico de confianza, un especialista en Mercedes, quien se lo dejó como un ajito.
“Me siento realizado, aunque tal vez la palabra sea muy profunda para un carro, contento y satisfecho de tener este auto. Afortunadamente soy soltero, no tengo familia y mi salario no es malo.
“Lo adquirí hace como tres años, venía con motor malo, y me di a la tarea de reconstruirlo como hice con el anterior. Ya he caminado por allí y sabía lo que debía hacer”, explicó don Jimmy.
“Tengo a un mecanismo especialista en motores de Mercedes, así que compré uno relativamente barato. Le dije: ‘abra la tapa, saque el motor, desármelo y saque todo lo que está malo’. También mandé a traer a la Mercedes en Estados Unidos el arrancador original de fábrica, el radiador, el alternador, la bomba de agua y otras cosas”, dijo.
Tardó unas cinco semanas en echarlo a andar con todas las de la ley, pero reconoce que aún recuerda el carro anterior.
“Lo vendí porque ya tenía 20 años de estar conmigo y tenía que hacerle otras cosas, así que pensé si lo volvía a a levantar o buscaba otra aventura. El anterior me lo compró el mecánico que sabía bien que se le debía hacer”, añadió.
También recuerda que el chuzo actual perteneció originalmente a un familiar.
“Me llamó y me dijo que no quería el carro, que lo iba a vender, por lo que pensó que me interesaría por ser amante de esa marca y le dije que sí. No lo andaba buscando, pero estaba tomando la decisión con el negro y en ese momento cayó el negocio. Fue como una señal”, contó.
Agregó que aún no ha tenido la oportunidad, por el tema de la pandemia, de llevarlo a alguna exhibición, pero rajó al comentar que se lo piropean a cada rato.
“Hace poco en el Walmart de San Sebastián al salir con las bolsas vi a un señor que estaba viendo el carro, le daba una vuelta y otra y pensé: ‘ya me lo pegaron, que torta’. Me acerqué y le dije al señor: ‘buenas tardes, se le ofrece algo con el carro’.
“Entonces, el señor me preguntó que si era el dueño. Me dijo: ‘se lo estaba admirando, que carro tan lindo, que hermoso que está, ¿no me lo vende?’. Le dije que este es el juguete mío, que no lo vendo y hasta me ofreció la plata ahí mismo y que fuéramos donde el abogado. Me dejó el número, pero no lo voy a vender”, dijo.
Contó que situaciones como la anterior son muy frecuentes con el chucito.