Pulseándola de principio a fin, en medio de una lluvia intensa y de otra de ocasiones falladas, un gol de Jonathan Moya le permitió a la Liga ganar 1-0 al Santos y quedar, de momento, a un punto de Saprissa y del Herediano que tienen 20 unidades.
En Guápiles, además de un rival incómodo, la Liga se encontró un baldazo, mucho viento, una cancha pesada y condiciones poco agradables para jugar al fútbol, pero ni modo, nada de caritas y así le tocó salir a darle.
En este torneo el sufrimiento viene incluido en el boleto de los partidos de los erizos, salvo en los juegos ante Limón y Grecia, en los que resolvió con comodidad el asunto. El resto fueron pura congoja para el aficionado.
Si no es una es otra, lo que les pesó en paleta a los manudos ante los santistas fue la definición, porque los remates a marco ni siquiera iban dentro de portería.
Tras de eso, los disparos que sí lograban enderezar hacia gol, el meta guapileño, Douglas Forvis, se encargó de rechazarlos, haciéndole mérito a su apodo de la Montaña.
Desconocemos cuánto tiempo dedicarán en los entrenamientos del León a la definición, pero da la impresión que no está alcanzado y probablemente haya que tomar más tiempo, a ver si acaso.
Ante Santos la Liga fue con las bajas de Marco Ureña, José Miguel Cubero y José Salvatierra por pequeñas lesiones, pero igual no los extrañó mucho, porque el equipo generaba opciones y llegaba bien, pero en el último tiro moría todo.
Desde los cuatro minutos de partido, Forvis empezó a ser protagonista al tapar un tiro libre de Ariel Lassiter. El remate del delantero manudo pegó en la barrera y se impulsó hacia el ángulo, pero el porterazo se estiró para la foto y la sacó.
El turrialbeño fue el que más puso a prueba a Forvis. A los 90′ le mandó otro balazo que el meta tapó, luego al 17 se la sacó Alvin Bennett y al 20′, en otro tiro libre, de nuevo apareció Douglas diciendo que no.
Para ese momento del tiro al blanco, valía la pregunta sobre cuál aguacero le pesaba más al Santos, si el que venía del cielo o el que le creaba el rival en el suelo.
A los 35 minutos, parecía que ahora sí venía el gol, cuando Lassiter se soltó de la marca santista y se fue en una corrida casi desde media cancha para tener un mano a mano con Forvis, pero ¿adivinen?.
Sí, Ariel definió suave y abajo, por lo que el santista sacó el remate con el pie izquierdo.
De los locales apenas vimos un par de subidas, pero la única que vale la pena recordar fue una en la que Leonel Moreira cortó en medio del área.
Siguió la cantaleta
Cuando arrancó el segundo tiempo, siguió la misma cantaleta de la etapa inicial: la Liga fallando opciones y sus aficionados agarrándose la jupa del colerón.
Bernald Alfaro sacó el cañón al 49, pero Forvis seguía de necio. El rebote le cayó a Kenner Gutiérrez, que definió como haciendo un saque de puerta y la mandó a las nubes.
Luego siguió Jonathan McDonald, luego otra vez Lassiter... apenas para que al técnico Andrés Carevic se le sigan cayendo las mechas.
Conforme avanzó el partido la cosa cambió, la Liga ya echaba goles, pero el árbitro Cristian Rodríguez se los anulaba.
Al 64 el Bigmac se llevó la pecosa, le hicieron falta entrando al área, pero el rasta se levantó, siguió la jugada y anotó, pero el réferi anuló la jugada porque pitó la falta.
Parece que Rodríguez, o nunca se leyó el capítulo de la ley de ventaja, o tiene la mala mañana de correr con el pito en la boca.
Cinco minutos después cayó el segundo “no gol”.
Kenner cabeceó la pecosa para atrás dentro del área guapileña, Forvis salió mal y Junior Díaz le ganó el viaje para marcar, pero Rodríguez pitó una falta inexistente.
Como hubiera dicho el finado narrador Manuel Antonio “Pilo” Obando, el hombre pitó peligro de gol.
Al final la Liga consiguió lo que tanto pulseó y esta vez no hubo ni mala definición, ni excusa alguna para anular nada ya que la pecosa cruzó la línea de gol con todas las de la ley.
Lassiter remató, por enésima vez, y la bola le hizo un pique bravo a un Forvis que, también por enésima vez, no pudo detener.
El rechazo le quedó a Jonathan Moya quien la mandó a guardar 79. ¡Al fin! ¡Cómo costó!