El 2023 arrancó para el Santos con una mirilla en la cabeza, pues junto con Guanacasteca, era señalado por muchos como los candidatos para descender a mitad de año.
A Randall Row le dieron la responsabilidad de sacar al equipo de una situación complicada, luego que el cuadro solo sumó 12 puntos en el Apertura 2022, por lo que para el primer semestre del 2023 tenían que empezar a sumar sí o sí para rescatar al club de irse a segundas.
Al final, Santos se salvó con mucha holgura, con más tranquilidad de lo que muchos creyeron, duplicó su cantidad de puntos del campeonato pasado y acabó el Clausura 2023 octavo con 28 unidades.
Row cumplió con creces el objetivo para el que lo contrataron, que era salvar el equipo del descenso, no se le podía pedir más, por lo que hay que decir que en ese aspecto el balance es positivo.
Para el Apertura 2023 sin esa bronca de por medio, ahora sí tal vez se podía pensar en algo más, aunque el objetivo principal seguía siendo andarle lo más lejos posible al sótano, con un equipo cuya planilla tampoco daba para ilusionarse mucho.
“Venimos trabajando con una base importante de jóvenes, vamos a dejarlos que crezcan poco a poco y maduren como jugadores, es la apuesta que hizo el club”, explicó Row.
Volvieron a acabar octavos, pero ahora con 23 puntos en un torneo en el que, ciertamente, no lucieron con el mismo brillo o hambre del pasado. Jugar sin el cuchillo en la garganta es algo que a veces bajonea a algunos.
Row mantuvo estable al equipo, pero ahora se marchó a Saprissa para ser asistente de Vladimir Quesada y su lugar lo tomará Breansse Camacho con la asistencia de Pablo Salazar, por lo que, una vez, el panorama sobre qué esperar del Santos es incierto.