En el garaje de don Juan Carlos Rojas, un vecino de San Sebastián, hay varios chuzos de colección que nos transportan al pasado. Son tan espectaculares que muchos hasta los alquilan para darse un paseo.
Don Juan Carlos tiene autos para todos los gustos y llenos de historias; hace una semana les contamos de El Presidente, una nave de 1931 que perteneció al expresidente Ricardo Jiménez Oreamuno y ahora les traemos otro que también fue de una figura muy admirada.
Los aficionados al fútbol más viejitos saben muy bien quién fue Wálter Elizondo y lo que significó para el balompié tico. En 1969 marcó historia al ser el primer jugador nacional en pasar de Saprissa a Alajuelense de manera directa, algo que era absolutamente impensado para aquel entonces.
Por sus grandes méritos en el fútbol, un tío de don Wálter le regaló un Ford de 1934 que compró en ese entonces. La nave perteneció al ex seleccionado nacional por casi 40 años, hasta que hizo negocio con don Juan Carlos para vendérselo, según nos contó su actual dueño.
“Yo se lo compré a él como en el 2004, claro lo restauré y le tuve que hacer varias cosas porque don Wálter no lo usaba, lo tenía guardado. A mí me contaron que él vivía en Zapote y que por donde vivía había un carro en un galerón que era de él.
“El carro se lo dio un tío como un regalo especial y él pensaba restaurarlo, pero nunca lo hizo. Yo llegué y hablamos del carro y me lo vendió. Pasaba tan ocupado con el fútbol que no tuvo tiempo”, destacó.
La nave había que pintarla, el color actual se lo puso don Juan Carlos. Además, había que afinarle el motor y también la chaneó por dentro, según nos contó, pero se tardó casi diez años en tenerlo como se ve hoy.
“Cuando terminó la restauración ya don Wálter estaba enfermo, entonces, no le pude llevar el carro para que lo viera. El auto estaba muy entero, pero le tuvimos mucha paciencia a la restauración.
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“Hoy el carro anda muy bien, camina a la perfección; de hecho, hay gente que me viene a decir que quieren manejarlo y no se puede; solamente, con el chófer que ponemos nosotros para dar una vuelta, pero por su cuenta nadie puede hacerlo por que lo cuesta restaurarlo para que otro lo maneje y luego le joda el motor por no saber cómo se manejan estos autos, Dios libre”, nos dijo.
Rojas se dio cuenta que la nave además era el mismo modelo que se hizo muy popular porque lo usaban dos famosos delincuentes de los años 30 en los Estados Unidos llamados Bonnie y Clyde, cuya historia ha sido adaptada al cine y televisión en múltiples ocasiones.
Mediante una investigación lo pintaron en los tonos que se usaban en aquella época y le restauraron para que quedara idéntico, por lo que bautizaron al chuso de esa manera. “Bonnie y Clyde”
“Ellos murieron en un carro igual a este, en una balacera en una emboscada, por lo que el auto se volvió muy famoso, un sedán de cuatro puertas igual, es parte de sus atractivos”, comentó.
Para don Juan Carlos el hallazgo de Bonnie y Clyde fue un golazo, porque es un chuzo que por donde quiera se le vea, lo rodea la historia.