La relación entre la afición y Óscar Ramírez está totalmente rota y pareciera que lo mejor tanto para la paz como seguridad del entrenador es que no continué en su cargo, insultos, recriminaciones y hasta amenazas atentan contra el Machillo.
Fuera de los motivos deportivos por los que el seleccionador no debería continuar en su cargo, los últimos días del belemita han ido entre eventos creados en Facebook para "lincharlo" e incesantes memes.
En su última conferencia de prensa en la Copa del Mundo, el Machillo indicó que no aceptará amenazas de nadie y que se portaría como un tigre para defender a su familia, en un momento que se le vio muy frustrado, tenso y enojado.
Para la propia salud mental del entrenador, salir de una situación de tanto estrés sería su mejor camino, es un técnico que económicamente se debería de encontrar bien, luego de casi tres años ganando un salario que rondaría los ¢20 millones, por lo que ese factor no le afectaría en lo más mínimo.
"Hay momentos en los que tienes que pensar en lo que más te conviene, nadar contra la corriente en un ambiente tan pesado como el actual no es para mí una decisión inteligente, es muy complicado vivir en esa tensión", destacó el comentarista Hernán Morales al respecto.
La situación llegó a tal extremo que cuando el técnico arribó al país el viernes pasado, Ramírez debió salir del aeropuerto Juan Santamaría por Base Dos, lejos del grupo de jugadores, evitando así a los aficionados.
La Fedefútbol no se la quiso jugar por el tema de las amenazas y tomó medidas excepcionales, las que se ven complicadas que se mantengan cada vez que el técnico salga a la luz pública a futuro.