Por primera vez la cuchara del chef Christian Moya es mundialista, ya que debutó el pasado martes 12 de junio, cuando la Tricolor arribó a San Petersburgo, Rusia.
Moya recuerda que está metido en la cocina desde los 8 años y ahora como profesional, con 34 calendarios encima, vivirá una de las mejores experiencias de su vida junto a la Sele.
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"Tengo un año de estar con las selecciones, jugaba fútbol, pero no me funcionó y lo dejé de lado, pero siempre me dediqué a cocinar. Era un pasatiempo que al final se transformó en una forma de vivir porque estudié, me gradué y seguí, ya son 17 años en esto", contó Christian.
Moya cuenta que sus primeros pasos en la cocina empezaron a darse cuando su mamá le pedía el favor de que le sacara algo de la refri para que se descongelara, pero él no solo hacía caso sino que cuando su madre llegaba ya tenía algo preparado.
"Mi mamá se encontraba queques o cosas así, también se asustaba mucho por el tema de que se trabajaba con cosas calientes, pero ya después de ver las facilidades que tenía, me dio más confianza y me dejaba. Por lo general, tenía libros o revistas y agarraba las recetas, las seguía paso a paso y obtenía un buen producto", contó el chef nacional con una gran sonrisa de orgullo.
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El plato estrella de Christian a los 8 años era el pollo a la naranja, dice que le metía muchos ingredientes y "quedaba muy bueno".
Para los que se están preguntando cuantas quemadas se pegó en aquellos inicios, pues dice que ninguna, más bien ha sufrido quemaduras ya siendo profesional por algunos descuidos, pero nada grave.
Tampoco recuerda que se le haya quemado la comida, dice que para evitar chascos, usa mucha técnica y temperaturas y tiempos, lo que garantiza que todo quede bien cocinado.
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Antes de ser un seleccionado más, Moya le ponía bonito en el Hotel Crowne Plaza San José Corobici y además tenía un restaurante de comida mexicana.
La convocatoria a la Sele se dio por un proceso de reclutamiento tradicional: vio la oferta, aplicó por la plaza vacante y al final fue el elegido.
"No solo da un plus a nivel personal (ser el chef de la Sele), sino también a nivel laboral, son cinco millones de habitantes que se fijan en la Selección Nacional, hay que estar cuidando el tema de proteínas y la logística de comprar productos de muy buena calidad", dijo.
"Fue muy emotivo (cuando me contrataron) porque me gusta mucho el fútbol y a parte de eso la cocina para mí es una pasión, es juntar dos cosas que siempre me han gustado y hacerlo para la Selección Mayor, creo que muchas personas les gustaría tener esta oportunidad", agregó.
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Christian recuerda que la primera vez que le cocinó a la Sele fue una semana después de haber entrado a trabajar, fue un menú completo, del cual sobresalió la barra de Sushi que dejó muy contentos a los futbolistas.
Al chef también le toca quitarle algunos antojos a los futbolistas, dice que siempre se acercan para ver cuando hace una u otra cosa.
Uno que siempre pide es Marco Ureña, al delantero le encanta el ceviche y se lo ha pedido personalmente.
A Moya le gusta la comida bien elaborada y bien presentada, le gusta utilizar hierbas naturales y casi nunca utiliza condimentos tradicionales preparados.
Los menús que tiene que cocinar por lo general se elaboran como mínimo un mes antes de que lleguen los deportistas.
La primera comida se sirve a las 7 de la mañana, el desayuno incluye gallo pinto, cereales, frutas, una estación de huevo al gusto (omelete, fritos, picados, etc), frutos secos o semillas.
Hay merienda a media mañana después del entrenamiento, al mediodía el almuerzo: nunca falta la sopa, también barra de ensaladas con atún en agua, además de carnes, arroz y frijoles y picadillos.
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Para la tarde hay café con budín o sandwich, les ponen a los jugadores otro bufete y ellos escogen qué elaborarse. Siempre respetando una receta, pues todo debe ser bien saludable.
La cena es menos pesada que el almuerzo, por lo que comen pastas o purés; eso sí, los días antes de partidos se come pollo y pescado, se dejan de lado las carnes rojas.
Se fue bien armado
Para cocinar en Rusia se envió desde Costa Rica, entre arroz y frijoles, 852 kilos y del resto de productos en suelo europeo se encarga el hotel de la Sele.
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Christian trabaja en Rusia con el chef del hotel ,pero él tiene el control de la alimentación del equipo, junto a dos personas más.
"Aquí mi persona va a trabajar con el personal del hotel junto con la nutricionista de nosotros, para utilizar las técnicas de elaboración para que la comida que ellos tengan sea muy similar a la que les gusta", explicó.
"Uno siempre utiliza su set de cuchillos, donde no falta desde una puntilla para decoración, hasta uno para hacer picaduras que se compró aquí (en Rusia)", señaló.