Desde que Grecia ascendió a la primera división en el 2018, Alajuelense nunca había perdido en el estadio Allen Riggioni, pero siempre hay una primera vez y con el clásico a la vuelta de la esquina cayó 3-1 en el peor momento.
Algunos hasta llamaron el patio de juegos del León a la cancha de las panteras, pero en un “play” también hay riesgo de caerse y salir golpeado, más si te metés en medio de un baldazo y contra un rival que sabe jugar bonito.
El León se vino de jupa desde lo más alto del tobogán porque ya se veía ahí en las alturas del play para ponerse a un punto de Saprissa, el otro güila papudo del barrio con el que está peleando ser primero.
Allí en lo más alto, el carajillo vestido de morado se echó unas risas, sabe que con traspié manudo la visita el próximo domingo a la casa de su archirrival ya no será tan definitoria.
Como la pelota cuadrada de Kiko en el Chavo del Ocho, el primer lugar pareciera ya una ilusión lejana para el León, aunque desde el discurso se deba decir lo contrario.
Encharcados
La Liga llegó con los tacos puestos al Allen Riggioni, no con las botas colibrí, situación que más allá de que Grecia se fajó a defender y fue eficaz en el marco rival, afectó mucho a los rojinegros.
Apenas en las primeras de tanteo los erizos probaron el barro cuando se vieron sorprendidos con el gol de José Gabriel Vargas al minuto tres, después de un tiro de esquina de Kenneth Cerdas.
El capitán griego se metió entre la defensa eriza como un fantasma, nadie se dio cuenta de su presencia y de barrida puso el 1-0 muy rápido, en lo que fue su tercer gol en tres partidos.
Tratar de pasar un pasamanos cuando está mojando es algo difícil y es probable resbalarse, lo que le pasó a la Liga una y otra vez que pulseó el empate por muchos medios en el primer tiempo, pero no se le dio.
Desde los 20 minutos, cuando ya pudo meter un poco la tracción, la Liga empezó a tirar metralla sobre el arco griego, la más clara, sin duda, una que Jonathan Moya se comió frente al marco al minuto 21.
Allen Guevara, muy inquieto en el primer tiempo robó un balón y después de quitarse la marca de gran manera lo puso al centro dejando a Moyata solito frente a Kevin Ruiz, era solo empujarla, pero el oriundo de Monteverde se confió y en lugar de darle de una intentó pararla y el portero le robó el balón.
En los últimos diez minutos de la etapa inicial el baldazo se intensificó sobre el marco de Ruiz con bolas a los palos, otras que pasaron rosando y un par de buenas tapadas del meta.
Liquidó
Para el segundo tiempo, el agua apretó y enfrió a los manudos e impulsó a los griegos.
Cerdas, con el número 29 en sus espaldas, sacó otra asistencia, esta vez para el exmanudo Harry Rojas, quien se metió por el lado izquierdo del área y con un bombazo al primero palo dejó su marca a los 58.
Aquello parecía liquidado, pero el juvenil Nicolás Azofeifa, quien ingresó por el Cusuco prendió la ilusión con su primer gol en la primera división al minuto 69.
El chamaco la hizo como la debió hacer Moya en el primer tiempo, dándole de una vez, luego de una buena jugada que se armó el nueve manudo.
En ese cierre la Liga se envalentonó y se fue a pulsear, al menos, el empate, el cual consiguió, pero el árbitro Keylor Herrera anuló por una supuesta falta en el gol que había anotado Fernán Faerrón.
Mándenos a decir adónde estaba la falta en ese gol porque no la vimos por ningún lado, solo un molote normal de los que se dan en el área.
El 3-1 de Anthony Contreras al 84′ fue el puntillazo para el que ya estaba en el suelo caído y reforzar un triunfo que prácticamente le asegura a Grecia su permanencia en la primera división con una ventaja de doce puntos con doce por jugarse, solo la catástrofe más absurda cambiaría eso.