Un gol rompió la solemnidad de un rezo del Niño en una casa en Escazú centro.
El tanto cayó el sábado 27 de enero, día que jugaba Herediano, de visitante ante Grecia, en el estadio Rafael Bolaños a las 3 p. m. y en el Team había una sorpresa en la alineación: Shawn Johnson iba de titular.
Johonson, con familiares en Escazú, donde vivió gran parte de su infancia, tomó un rebote al minuto 14, fuera del área, paró el balón y soltó un cañonazo espectacular con el que no pudo el guardameta José David Vega. Fue un partido malo, pero el gol de Shawn valió el boleto.
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Probablemente el anhelo de muchos futbolistas sea hacer un primer gol soñado, para enmarcarlo en la memoria y Shawn lo había hecho. Con ese gol, además, el Team ganó el partido.
Café con gol
En Escazú, en la casa de doña Lidia Chacón, la abuelita de Shawn, se efectuaba el rezo del Niño, la linda tradición de los portales costarricenses en la que además de elevar plegarias, se reparte un cafecito y unos bocadillos. Gerardo Chacón, el tío abuelo de Shawn, no estaba participando de la actividad, sino viendo el partido en su cuarto.
En pleno rezo estalló un grito de gol que salió de una habitación. “Goool, Shawn metió un gol”, gritó don Gerardo dos veces, tres veces. Y aplaudía, mientras se hacía el silencio en la sala, por unos cuantos segundos.
El tío abuelo sabe las dificultades, el esfuerzo y el sacrificio que Shawn ha pasado para llegar dónde está, por eso en esa ocasión no importó romper la sagrada regla de no interrumpir el rezo. Gritar el éxito de su pariente era completamente entendible. Esa historia nos la contó doña Indira Edwards, la mamá de Shawn.
“Yo no soy futbolera, Shawn me vive explicando. Yo no voy a los partidos, porque no soportaría que lo traten mal, sin embargo, ese día iba a ir y se lo dije. Pero bueno, al final no fui. Estaba haciendo compras cuando metió el gol y al llegar a la casa vi mensajes en el chat de la familia y lo pude ver. La familia estaba muy feliz”, relató doña Indira.
Para Shawn fue un gol especial.
“El sentimiento fue inexplicable, porque había debutado hacía dos años y el gol se me resistía.
“En Guanacasteca me quedaron oportunidades y no pateaba y mis compañeros me decían que no importaba si fallaba, que yo le pegaba bien, que tirara, ahora, vengo a Heredia y se me da la oportunidad de anotar un gol tan lindo y tan importante”, expresó el joven muchacho.
Perserverar
Doña Indira también nos resumió parte de la carrera de Shawn, su esfuerzo, su disciplina, las dificultades que ha pasado y vencido.
Contó que cuando Shawn tenía cinco años vivía a la par de una cancha de fútbol cinco en Escazú (donde fue el rezo) y se pasaba las horas viendo las mejengas.
Cuando un partido quedaba con algún equipo con un jugador menos, allí estaba Shawn (con 5 o 6 años) para nivelar el encuentro. Así se fue haciendo un nombre entre la gente del barrio. “Decían que era buenísimo”, recordó la madre.
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“En las noches se escapaba para ir a ver los paritdos y esperar turno y lo metían y no tenía que pagar, por esos días lo metimos a la escuela de fútbol de Franklin Monestel. Pero luego, nos fuimos a vivir a Heredia”.
En la escuela Moya, en Heredia, Shawn destacaba en el fútbol y los compañeros que estaban en la élite del Club Sport Herediano le comentaban a Shawn que se metiera al equipo, porque tenía condiciones. Y Shawn se lo transmitía a su mamá.
Sin embargo, la economía no daba para pagar la mensualidad que pedía el club y le tuvo que decir que no en ese momento.
“Una noche, el papá de Shawn, Jason Johnson, se lo llevó a mejenguear a unas canchas en Heredia y allí lo vio Kenneth Paniagua, quien le dijo al padre, ‘yo quiero que me lo lleve a entrenar, llévelo al estadio’”.
Desde ese entonces, con diez años y hasta el día de hoy, que tiene 20, ha estado entrenando con el Team, pero la situación no ha sido sencilla.
Esfuerzo
La familia de Shawn es de condición humilde y por eso el prospecto muchas veces tenía que escoger entre tomar los mil colones para comer o para agarrar taxi en la noche, pues iba a entrenar y luego tenía clases.
“Cuando ya lo solté un poco, con más edad, se iba caminando a los entrenamientos, desde Barreal. Se alistaba a las 4:30 de la mañana, con el bulto del cole y la ropa de entrenar. Una preocupada, pero confiando en Dios que no le pasara nada”.
Lo demás han sido pasos firmes hacia una carrera que Shawn quiere extender al ámbito internacional. “Está aprendiendo inglés, porque él va a jugar en el extranjero, es su deseo”, afirmó la orgullosa mamá.
Shawn tiene muy clarito lo que quiere. “A corto plazo quedar campeón, tenemos buen equipo y luego ser llamado a la Selección y jugar en el extranjero”, manifestó el muchacho.
La historia de Shawn Johnson nos recuerda que detrás de cada gol, hay sacrificio y determinación. Que su viaje inspire a muchos jóvenes que, como él, sueñan con alcanzar las estrellas a través del deporte.