En Jicaral, como en muchos otros pueblos del país, el fútbol mueve las pasiones de los fiebres.
Eso quedó claro, una vez más, este domingo, cuando Saprissa viajó hasta este lindo lugar de la península de Nicoya para jugar contra el equipo Jicaral Sercoba, sin duda la sorpresa del torneo actual.
Jicaral es la cabecera del distrito Lepanto, que pertenece al cantón de Puntarenas. Está a 227 kilómetros de San José (sin pasar por el ferry) y hay que gastar llantas por lo menos tres horas y media (desde la capital), o más, para caminar por sus calles.
Quien no usa el ferry para cruzar debe ir entonces por el puente La Amistad, sobre el Tempisque. Desde ese punto son 57 km hasta el estadio donde el Huracán de la Península dio la batalla en el campeonato.
LEA MÁS: Futbol le ayuda a Roy Miller a obtener la nacionalidad estadounidense
La calle principal del poblado está en perfectas condiciones, pero cualquier desvío que se tome lleva básicamente por caminos de lastre, en buenas condiciones en temporada seca, pero habrá que echarles un ojo después de un buen aguacero como el que suspendió el juego de Saprissa - Jicaral el 10 de octubre o el que se llevó encima Alajuelense el domingo 8 de setiembre.
Abundan las motos, como es común en algunas localidades porque las bichas son las grandes salvatandas en esos caminos por los que, en algunos casos, no entran buses.
En el censo más reciente que se hizo en Costa Rica, el del 2011, se registró que la población de Jicaral era de unas 2.000 personas.
En el centro llama la atención la linda iglesia católica, que se ve muy bien mantenida.
Alrededor del centro hay de todo. Está el famoso Sercoba, negocio del dueño del equipo (Jicaral - Sercoba), panadería, supermercado, zapatería, ferretería, venta de ropa americana (infaltable), Grupo Monge, la José Paolo (otra infaltable), una bomba, una agencia del ICE, una clínica, un par de cooperativas, algunos restaurantes y, tampoco puede faltar, un Palí.
No cabe duda de que con el equipo en la Liga de Ascenso cada mejenga era un pegue, pero ahora los palos que rodean el estadio de la Asociación Cívica Jicaraleña han tomado más valor desde que en junio pasado el equipo logró el ascenso a la máxima categoría y entonces han jugado allí los equipos llamados grandes, los que más seguidores tienen.
Ojo a este detalle. No en cualquier estadio la rifa para recaudar platica para el equipo, es de un novillo. Eso dice mucho de la zona, que además de ser buena para la ganadería lo es para la pesca.
Una buena cancha, y el sueño de poner graderías como Dios manda alimentan el espíritu futbolístico de un equipo aguerrido que estuvo a nada de meterse en la ronda semifinal en apenas su primer torneo.
Jicaral dio guerra hasta el pasado domingo (fecha 21) cuando matemáticamente quedó fuera después de perder 5-2 frente al Monstruo.
Jeaustin Campos, en la dirección técnica, y Jorge Alarcón, en la gerencia, tendrán mucho por hacer de cara al clausura 2020. La salvada es que parece que rendirá el fútbol de primera en la zona, pues ni cerca tienen la zona de descenso, ese es un problema de otros.