Yherland McDonald, hermano del delantero Jonathan McDonald, contó un durísimo relato de su carrera como futbolista, la cual se vio obligada a dejar muy joven, debido a un problema en el corazón.
El exseleccionado fue invitado al programa VIS10N y allí confesó que su amor por el fútbol y la pasión que sentía lo tuvieron al borde de la muerte, ya que le detectaron un mal cardíaco y él se negaba a dejar las canchas.
Yherland dijo que a los 20 años se dio cuenta de lo que padecía, en ese momento jugaba en el Colorado Rapids de Estados Unidos y ahí le detectaron la enfermedad.
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“Empecé a sentir un cansancio extremo cuando entrenaba, pensaba que estaba mal físicamente y que tenía que meterle más, le metía hasta 10 horas durante el día, pero no arrancaba, me costaba un mundo. Me llamaron a la selección sub-20, me hice un chequeo y ahí es donde me dan la noticia: ‘Hay algo en el corazón suyo’, me fui para Estados Unidos haciéndome el loco y allá me hago otro examen y chao”, dijo, en referencia a que confirmaron lo que temían.
El ahora comentarista dijo que el problema es que si hace ejercicio de alta intensidad, las paredes de su corazón se ponen muy rígidas y el corazón pierde flexibilidad y no tiene bombeo.
“Yo hacía un pique y se me ponía todo negro (el pecho) y jugaba un domingo y todavía era miércoles o jueves y me sentía apaleado y así jugaba. Fueron casi cuatro años más, me vine a Costa Rica y le pedí a la gente de Colorado que no dijera nada porque yo quería seguir intentando y sobre todo mi esperanza era que Dios hiciera la sanidad.
“Así me la jugué, me vine a Liberia mía, luego me fui para Carmelita y siempre con los problemas, me sentía como un viejito, me la jugué (la vida), de hecho mi mamá no quiso ver más partidos a partir de eso. Yo tenía eso en el corazón y también era hipertenso”, comentó, agregando que tenía más que claro que en cualquier momento podría morir dentro de un terreno de juego, pero que poco le importó porque su amor por el fútbol podía más.
Se retiró cuando don Maynor Vargas, presidente de Barrio México, le pidió que parara porque ya todo mundo sabía de su mal, el cual intentaba disimular diciendo que tenía otras lesiones.
“Hoy digo, ‘qué irresponsable, por amor a Cristo’. A veces digo lo que pude haber alcanzado, pero hoy me emocionan otras cosas, levantarme, compartir con mis hijos y mi esposa...”, agregó.
A la fecha todavía toma pastillas para el corazón y lleva vida normal; sin embargo, no puede hacer deporte de alto impacto.