Diego Armando Maradona volvió a dar de qué hablar al confesar que, en una ocasión, jaló tres días de su casa porque se fue de fiesta y su excusa fue que se lo llevaron los ovnis.
“Una vez, con unas copas de más, falté a casa tres días, llegué al cuarto día y dije ‘me llevaron los ovnis’”, afirmó entre risas en una entrevista en TyC Sports.
El actual entrenador del equipo argentino Gimnasia y Esgrima La Plata mostró su lado más personal al confesar que perdió su virginidad a los trece años, en un sótano con una señora mayor.
"Yo estaba arriba y ella leyendo un diario”, dijo.
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Mensaje contras las drogas
El legendario exfutbolista también fue muy sincero con la cuestión de las drogas.
"Cuando yo tomaba farlopa (cocaína) no tenía nada, era un zombi. No la prueben”.
Además, hizo un llamado para que los jóvenes eviten el consumo de drogas.
“A los chicos les digo no a la droga, no. Ustedes no tienen participación con la sociedad, no tienen participación con la familia, eso lo aprendí de mi vieja, porque yo no soy maleducado, soy mal aprendido”.
El tema emocionó a Maradona, quien no pudo contener las lágrimas.
“Que nadie se cuelgue la medalla de haber sacado a Maradona de las drogas. De las drogas me sacó Dalma (su mamá)”, aseguró.
Maradona también reveló el origen de su apodo, “el Pelusa”.
“Me lo pusieron porque cuando nací dicen que tenía pelos por todos lados. Era peludo, entonces me pusieron Pelusa”.
El escondido museo de Diego
El museo de Massimo Vignati es único en su especie. No figura en ningún mapa de Nápoles, no está tampoco en las guías de viaje y la entrada es gratuita.
Y sin embargo, todo Maradona está ahí, en el sótano de un edificio normal y corriente de Secondigliano, un barrio duro del norte de la localidad. Y ya que estamos hablando del Pelusa, les presentamos este singular lugar.
¿Quiere ver el botín izquierdo de Diego Armando Maradona, con el que marcó su doblete a Bélgica en las semifinales del Mundial de 1986? ¿El sofá de su apartamento napolitano, en el cual también se sentó Julio Iglesias? ¿El contrato original de su traspaso del Barcelona al Nápoles? Entonces debería ir a ese sótano.
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En ese increíble caos de fotografías, banderines, brazaletes, camisetas (lavadas o no, dedicadas o no) contiene algunos objetos de culto.
Allí encontramos el banco donde se cambiaba Maradona en el vestuario del estadio de San Paolo o la mítica chema de K-Way con la que bailó e hizo malabares al ritmo de ‘Live is Life’ durante un calentamiento antes de enfrentarse al Bayern Múnich.
Pero esta cueva del tesoro es testigo también del vínculo único entre el genio argentino y una familia que estuvo a su lado durante sus siete años napolitanos, cuando era el mejor jugador del mundo.
“Tuve la suerte de que mi padre fuera durante 37 años el intendente del estadio San Paolo y de los vestuarios del Nápoles. Y mi madre fue la única cocinera de Maradona”, explica Massimo Vignati.
Su hermana también fue la niñera de Dalma y Gianinna, las dos primeras hijas del 10. Massimo, primero de niño y luego como adolescente, frecuentó a diario al ídolo de su cuidad.
“Estábamos con Diego de lunes a domingo. Él y su mujer nos ofrecieron todas estas cosas porque sabían que éramos muchos hijos, cinco niños y seis niñas”, cuenta mientras mira las fotos de la época, cuando el departamento del argentino en lo alto de Posillipo, un barrio elegante de la ciudad, era como su segunda casa.
Durante mucho tiempo, las maravillas expuestas hoy en el sótano de los Vignati se quedaron en el estadio de San Paolo.
“Mi padre tenía dos habitaciones allí. Una para todos estos recuerdos y otra para beber un buen café napolitano. Luego de su muerte, lo traje todo aquí. Pero el club sabe que este lugar existe. Si hacen un museo, siempre estaré disponible. Espero que todo pueda volver al estadio, era el sueño de mi padre”, explica Massimo.
Mientras las cosas no van bien esta temporada con el equipo de la ciudad, él tiene otro sueño: que regrese Maradona, un “napolitano nacido en Argentina”.
"Con todo lo que está pasando, haría falta un Maradona, que cargue con todo y detenga las polémicas. Es un niño de Nápoles, es del pueblo. Nos reconocemos en él", opina.
Durante un paso por Nápoles, en 2017, el ‘Pibe de Oro’ se abrazó con Lucía, la madre de Massimo, a la que presenta como su mamá napolitana.
“Son hermosos recuerdos. Era educado, alguien bueno, muy apasionado. Cuando se fue, es como si hubiera perdido un hijo”, declara la señora en su apartamento, también lleno de camisetas y recuerdos del futbolista.
“La última vez prometió a mi madre que a su vuelta vendría para una buena comida, como en los buenos viejos tiempos. Siempre le gustó eso, mi madre cocina muy bien. Y él también dijo que vendría a ver este sitio”, espera Massimo, cuyo segundo hijo se llama Diego.