La noche del viernes 14 de diciembre del 2007, Wálter Centeno recibió uno de los golpes más duros que una persona puede recibir.
Ese día murió en un accidente de tránsito Jorge Enrique Centeno Corea, de 43 años, hermano mayor de Paté y encargado de meterle el gusto por este deporte a uno de los últimos grandes ídolos del fútbol costarricense.
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“Jorge me llevaba al estadio a ver jugar a la Liga, él era liguista y me llevaba al Morera Soto”, recordó el técnico morado cuando le preguntamos de entrada cuál fue el mejor recuerdo que le dejó su hermano.
Paté dice que Jorge no logró convencerlo de hacerse manudo y tampoco fue algo que generara conflicto entre ambos.
Cuenta que como hermano, Jorge era alguien tranquilo, le gustaba molestar mucho, siempre le dio buenos consejos y por eso Wálter nunca tuvo una queja contra él.
¿Qué pasó?
Según las notas de prensa de aquella trágica fecha, Jorge fue atropellado por un Toyota Tercel en la vía que comunica Calle Blancos con Cinco Esquinas de Tibás, frente al bar La Confianza, él acababa de parquear su carro y se dirigía a un establecimiento comercial, minutos antes de las 11 de la noche.
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“El carro rayaba un tráiler, en ese momento, mi primo cruzó la calle. Creo que venía (el vehículo) muy rápido pues sobre la calle quedó una larga huella de frenado”, comentó ese día a La Nación Allan Sequeira, familiar de los Centeno Corea.
El suceso se dio dos días antes del choque de vuelta de la semifinal del Torneo de Invierno 2007 entre Alajuelense y Saprissa y, por sobradas razones, Paté no jugó. Hubo un minuto de silencio en memoria de Jorge antes del juego contra los rojinegros.
El partido de ida lo ganaron los morados 1-0, en el estadio Alejandro Morera Soto, y la vuelta quedó 1-1 en Tibás, dándole el pase a la final, contra Herediano, a los tibaseños.
Centeno llegó al lugar del accidente, donde también estaba su mamá doña Lidieth, a la que debieron llevar al hospital por una crisis nerviosa.
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El pasado martes 18 de junio, día en el que Wálter nos atendió en el estadio Ricardo Saprissa para hablar del tema, recordó el gusto de su hermano por el fútbol, incluso, nos habló de un partido que acostumbraban jugar juntos.
“Siempre jugábamos en Cinco Esquinas, él era delantero. Era un juego que hacíamos el 31 de diciembre entre solteros y casados. Después de que yo me retiro, en el 2012, ya la actividad murió, yo era el que la organizaba porque llevábamos jugadores del Saprissa”, indicó el técnico.
Casi 12 años después del lamentable suceso, Paté asegura que esa vivencia fue la más dura que debió enfrentar en todos sus años como jugador.
“En la parte personal sí porque creo que fue una gran pérdida, no contábamos que Jorge se nos iba a ir tan joven, sí afectó porque era en unas instancias finales y la verdad que no pude jugar, en fin...”, señaló el ahora técnico morado.
No había sido su campaña más regular
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Días antes del suceso, Centeno no estaba siendo titular con el Saprissa, apenas había jugado 27 minutos en las últimas semanas debido a una lesión muscular que lo dejó fuera de la final de UNCAF ,ante Motagua, y lo mandó al banquillo en el primer partido semifinal contra la Liga.
De hecho, luego de la muerte de su hermano, Paté volvería a ver acción solo durante 36 minutos en el partido de vuelta de la final que le ganaron al Team.
La ida acabó con triunfo morado 2-0 en el Rosabal y un empate 2-2 en el Saprissa para obtener el campeonato al mando del técnico Jeaustin Campos.
Ese día, se mostró una manta que decía: “Hormiga, disfrútalo en el cielo”, en honor a Jorge.
“Tengo que agradecerle a muchas personas que estuvieron presentes con la muerte de mi hermano Jorge (Centeno) y mostraron su solidaridad. Ha sido muy duro lo que vivimos, es el primer golpe para mi familia y el dolor que sentimos no se lo deseo a nadie”, dijo Paté a la prensa aquel 24 de diciembre cuando ganaron la final y fueron tricampeones.
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Era una gran persona
Jorge era el mayor de seis hermanos, tuvo tres hijos y al momento de su muerte, tenía 15 días trabajando con la empresa DHL.
Wálter asegura que lo que más extraña de su hermano es que siempre llegaba a su casa, abría la puerta de la refrigeradora y se comía algo. “Siempre hacía eso”, contó.
Pese a ser el menor de la casa, el exvolante cuenta que con este suceso le tocó convertirse en el nuevo hijo mayor, debió correr con todo lo del funeral y hasta vestir a Jorge para enterrarlo.
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“A mí me tocó hacer todo, me tocó hasta vestirlo en la morgue; muy duro, pero no pasa nada”, indicó Paté.
Asegura que sacó el valor para hacerlo porque le tocaba y, además, al morir Jorge, Wálter quedó con muchas obligaciones.
El cuerpo de Jorge fue velado en la iglesia de Cinco Esquinas de Tibás y enterrado en Jardines del Recuerdo, en Heredia.
Paté mencionó el dolor que vivió su mamita, a la que llegó a darle ánimo en el lugar del accidente.
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“Creo que fue una parte dura para ella, solo ella sabe lo que estaba sintiendo al haber perdido un hijo, pero creo que no lo va a superar nunca, es una cosa muy íntima de ella”, añadió Centeno, quien vivió hasta los 8 años en Palmar Sur.
Sobra decir que esa Navidad del 2007 fue muy diferente para la familia Centeno Corea, especialmente, porque siempre acostumbraban organizar una fiesta de fin de año, el 31 de diciembre, en la que Jorge participaba.
Consultado sobre qué cree que pensaría su hermano si estuviera vivo al verlo ser ahora el técnico del Saprissa, Wálter cree que estaría contento.
“Yo creo que él siempre se sintió muy contento cuando yo jugaba, siempre se le veía el rostro que estaba disfrutando verme jugar y me imagino que desde el cielo debe estar muy contento”, finalizó el exmundialista de Japón- Corea 2002 y Alemania 2006.
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