En una batalla al mejor estilo del popular programa internacional Master Chef, Saúl Umaña, David Moya y Jeimy Villagrán definirán el domingo 8 de abril cuál de ellos tendrá el privilegio de cocinar su plato a la Sele y viajar al Mundial de Rusia.
Este trío tendrá que cuidar muy bien el sabor de sus frijoles, que deben ser la base del platillo que harán.
David les apuesta a sus frijoles caribeños y cerdo; Jeimy va con risotto con frijoles caribeños, trucha y salsa de pejibaye y Saúl, nada dejado, le pondrá amor a su pollo con frijoles en la pradera.
Cargamento pesado para la Sele |
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La marca Don Pedro enviará desde Costa Rica hasta Rusia un cargamento de 825 kilos de provisiones para los seleccionados. Irá arroz, frijoles rojos, negros, blancos y lentejas, dijo Marcela Chacón, gerente de mercadeo de Kani. Chacón garantiza que los futbolistas también comerán buena sopa negra en la concentración. |
Saúl, Jeimy y David quedaron finalistas de un total de 168 participantes que se apuntaron al reto de frijoles don Pedro y la Asociación Nacional de Chef Costa Rica.
"Todavía tengo que pellizcarme para creerlo. Posiblemente había compañeros con muchísima más experiencia de la que yo tengo, pero quedar entre los tres es increíble", dijo Jeimy, quien es chef en el Country Club desde hace poco más de dos años.
"Llegué a la cocina gracias a una amiga. Yo estaba esperando una beca para Neurocirugía en otro país, pero mientras esperaba me decía que no estaba haciendo nada y entonces empecé como pilera (lavaplatos) y ahí se abrieron las puertas para estudiar", agregó.
Explica que la receta que presentó fue motivada por sus jefes. Ella no estaba muy confiada, pero se tiró al agua y aunque no es fiebre del fútbol buscó una motivación especial para agarrarle ganas al asunto.
"Veo a la selección como nuestros mayores representantes y que pelean por nosotros en todo el mundo", dijo la chef.
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Queda entre compas
Los hombres finalistas pelearán a muerte aunque son compas y socios.
"Con tanto trabajo no pude pensar en la receta, al final me decidí y le puse mucho corazón y creo que eso nos hizo estar aquí. Estoy demasiado sorprendido", confesó Saúl, quien empezó en un bar lavando platos en barrio Escalante y ahora lidera un proyecto llamado Clandestino.
Umaña sí es superfiebre del fútbol, es brumoso y de pequeño hasta jugó en las ligas menores del Cartaginés.
"El plato fue bastante nutritivo, pensado para deportistas pero manteniendo la esencia costarricense", explicó.
"Tener a la Sele es una de las cosas que más me ilusionan ahorita, yo llevo el fútbol en el corazón. Imaginate, servirle y ojalá lo disfruten. El premio (ir a Rusia) es fuera de serie", dijo Saúl.
David, vecino de San Francisco de Dos Ríos, está igual de ilusionado, pero además nervioso. Él lleva siete años en la cocina y abrirá un restaurante con Saúl en Pinares de Curridabat y nos contó que se llamará Filo.
"Esto es reflejo de lo que queremos hacer, rescatar la comida costarricense, ahora a seguir poniéndole, a darlo todo en la final", comentó Moya, quien se inspiró en el chifrijo tradicional, pero lo adaptó para que lo puedan comer los futbolistas en plena competencia (y sin birrita, por supuesto).