Costa Rica debuta este domingo en la Copa Mundo ante Serbia. Será la quinta presencia tica en mundiales, algo que nos hace recordar aquella vez que inició todo, en nuestro primer mundial, Italia 1990, al que llegamos como la Cenicienta y regresamos al país como la gran revelación, con un grupo de jugadores que entregó alma, vida y corazón, que se cholló las nalgas.
En ese grupo de triunfadores estaba Germán Chavarría, el motor de La Sele que al mando de Bora Milutinovic conquistó los corazones del mundo entero por ganar lo que nadie se imaginó, un boleto a los octavos de final.
Por esa gesta el país se volvió loco en celebraciones y según consta en el periódico La Nación del 22 de setiembre de 1990, 30 Toyota Corolla fueron donados por Purdy Motor, Librería Lehmann, Coca Cola, Firestone y el taller Autoforma a los miembros de la Selección.
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Chavarría todavía lo tiene, es más, es uno de los amores de su vida. Hace poco el corollita amado pasó por el mismísimo taller de Ciudad Toyota para darle una chaneadita: le pusieron aritos, le metieron un radiecito bien cachetón, le cambiaron los forros y otras cositas más, quedando la nave como un ajito.
“Este carro lo amo demasiado, tengo dos hijas (Susan de 30 años y Karol de 26) y las dos fueron bebés, niñas, muchachas y mujeres adultas en este carro, de hecho las dos aprendieron a manejar en el corollita, por eso es un carro que llevo en el corazón. Ya desde hace varios años Susan lo maneja casi a diario”, nos comentó Chava, con quien hablamos el pasado miércoles 14 de junio.
Hace diez años Susan comenzó a usarlo más y de una vez lo bautizó como Kid y así es como ahora lo conoce la familia completa. La pintura está perfecta y en 28 años no ha tenido que tocarla, con solo pasarle un trapito, el carro vuelve a quedar bien brillante.
“Pasa Riteve que es un amor, a veces lo llevo a ver con qué malo sale para arreglarlo pero pasa derechito sin problemas… ¿cómo no voy a quererlo si nunca me ha jodido?”, reconoció el exvolante.
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“Nunca me ha dejado botado y eso que he andado por todo Costa Rica con él. Es 1500 centímetros cúbicos y es un amor porque no es gastón de gasolina, le uso regular porque por aquellos años de los 90 no existía la súper.
“Todos los sábados los seleccionados de Italia 90 jugamos en algún lugar del país y en ocasiones, pero no lo diga muy fuerte, le he metido hasta siete personas y no pasa nada, el carro camina pura vida, es un carrazo, jala demasiado, en pista hay que más bien cuidarse porque rapidito va uno a más de 100 por hora”, explicó Chava, quien nos recordó que, incluso, su nave fue taxi durante 4 años.
Espabílese don Javier |
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Germán Chavarría ¿usted vendería el corollita que le dieron tras la Copa Mundo Italia 1990? “Este corollita será siempre de Germán Chavarría o de don Javier Quirós (el dueño de Toyota), de nadie más. La única forma en que dejaría de manejar el amor de mi vida es que don Javier Quirós me pida el carro para el museo toyotero que tiene y que me garantice que el pueblo podrá verlo, además, que me de un corollita del año, con mi promesa de que lo amaré tantísimos años como he amado a este. De lo contrario, me enterrarán con el carrito”. |
De acuerdo a lo que Chava mismo ha investigado con sus compas de Italia 90, los únicos que todavía conservan sus corollitas, además de él, son: Miguel Segura, Rónald Marín, Óscar Ramírez y Juan Cayasso.
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Por supuesto que teniendo a Germán, había que también hablar de fútbol, de La Sele y de Rusia 2018.
“Estoy seguro que sí pasaremos a la siguiente ronda, pero hasta ahí llegaremos. Espero que pongan a Colindres (Daniel) y que el equipo sea más ofensivo”, dijo Chava, quien esta casado con doña Ángela Chávez.