El chuzo de la semana: BMW no sale de la casa sin andar como un ajito

Cada vez que Andrés Morales llega al trabajo, en el Automercado de Heredia, llama la atención por lo singular que es su BMW e30 318i de 1988.

Con mucha frecuencia sus compañeros le hacen comentarios, bromas o preguntas sobre diversos temas del vehículo, un chuzo que tiene cuatro años de chanear junto a su hermano, Jeremy.

Desde entonces, este carrito es su gran aliado para ir de aquí para allá y ahora con más razón en medio de la emergencia del COVID-19, época en la que solo va del brete a la choza.

“Mi hermano y yo somos muy unidos, andábamos buscando un carro para armar así, como un proyecto, vimos este y nos enamoramos, teníamos que verlo y ver si podíamos conseguirlo”, dijo el vecino de Birrí, de Santa Bárbara de Heredia.

En el supermercado las medidas sanitarias son muy estrictas, ellos andan con mascarillas, guantes, constantemente se lavan las manos usan alcohol en gel y otros protocolos.

Todas esas recomendaciones él las traslada a su nave, la cual la anda todos los días como un ajito por dentro y por fuera, para estar tranquilo de que su carro también es un lugar seguro.

"Yo soy muy fiebre para eso y casi que limpio el carro todos los días, es algo que me gusta muchísimo, lo que es pulir, pasarle crema abrillantadora, estar cuidando los aros, limpiando el dash como si el carro estuviera recién bañado.

“Yo veo una lluviecita que le pega y ya estoy lavando y desinfectado el carro, además, a veces llevo algunos compañeros del trabajo, por lo que siempre me gusta tenerlo muy limpio”, explicó.

Dicen que uno valora más las cosas que le cuestan y precisamente por eso es que Andrés cuida tanto su chucito.

Él, además de que se pegó una buena ahorrada para comprarlo, también le metió bastante platita, desde que lo sacó de un lubricentro en Tibás, para mantenerlo puras tejas.

"Fui a hablar con el dueño, pero no me lo quería vender, luego ponía una suma superalta, fui con un muchacho que es mecánico y me dijo que había que repararlo y restaurarlo casi todo. La pintura estaba en muy mal estado, tenía unas rótulas de cremallera goteando, el carrito estaba desangrándose.

“Después de hablar como por cuatro horas, logramos bajar el precio y hacerlo entender que yo lo quería para ser mi carro del día a día, por lo que me tocaría invertir mucho, al final me ayudó mucho más bien”, recordó.

Al mes de comprar el carro le tocó cambiarle toda la transmisión, el motor, prácticamente todo lo mecánico, además dice que otro bejuco fue encontrar un mecánico especializado, porque no cualquiera toca este tipo de naves, pero a pesar de eso, el sacrificio valió la pena.

“Buscábamos un carro como viejito, con una esencia muy pura, traerlo a estos años y que se viera bien, este modelo nunca lo habíamos visto, solo versiones más cuadradas, pero este era más redondeadito, diferente, usted se pone a comparar el chasis con otros BMW y se nota el cambio”, destacó.

Después de pasar tanto para comprarla, a su dueño no le pasa ni por la cabeza venderla, máxime que ya su toda familia está muy encariñada con la nave.