A Rándall "Chiqui" Brenes tan solo le tomó un minuto para echarse a la afición brumosa a la bolsa para siempre y empezar a construir su fama de ídolo, aquello fue amor a primer vista, la historia del primero de sus 103 goles en Cartaginés es memorable.
Al minuto 66, del duelo entre los brumosos y Brujas, el técnico español Juan Luis Hernández llamó al muchacho de 21 años, oriundo de barrio La Pithaya en Cartago para que entrara al partido en lugar de otro chamaco que hacía sus primeras armas, Paolo Jiménez.
Los fanáticos blanquiazules vivieron el primer gol del Chiqui fuera de casa, en un partido en el que derrotaron 3-0 al Brujas en el viejo Estadio Nacional, lejos del "Fello" Meza, escenario en el que este domingo tendrá su partido de despedida ante el cuadro argentino de Rosario Central y donde vivió sus mayores alegrías.
"Al minuto 67 más bien llegó el tercer gol visitante, cuando el novato Rándall Brenes condujo con brillantez la primera bola que le llegó, cruzó entre tres zagueros y disparó por bajo frente al arquero", de esta manera describió el periódico La Nación del lunes 23 de agosto del 2004 el golazo.
Aquella fue la primera fecha del torneo 2004-2005, en la que Rándall se volvió la gran revelación del torneo con 16 anotaciones, la carta de presentación para un muchacho del que vieron muy poco un año antes en la temporada que debutó.
Brenes debutó el 23 de abril del 2003 ante Alajuelense con Carlos de Toro como técnico blanquiazul, pero no se quedó mucho porque se fue a préstamo a Paraíso en la Segunda División, de donde lo rescató Juan Luis Hernández junto a Roy Miller.
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Aquel primer gol fue la muestra de todo lo que le daría Brenes al Cartaginés, no solo en fidelidad, al ser la única camiseta que defendió en el fútbol nacional sino en talento, reconocido por su fama de jugador escurridizo y definidor empedernido.
"Aquel Brujas era un equipazo, candidato a campeón, pero nosotros lo agarramos y le metimos tres, Víctor "Mambo" Núñez se hizo un gol de chilena espectacular, Chiqui entró para sustituir a Paolo que había reventado a la defensa de ellos, Rándall no necesitaba más que le cayera una, es de esos delanteros que solo ocupa un chance", recordó el entrenador español sobre ese partido.
Ese día el marcador se abrió con gol de Richard Mahoney a los nueve minutos, mientras que el Mambo puso el segundo a los 30. El tanto del Chiqui fue el que sepultó las aspiraciones de los brujos.
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Un jugador diferente
¿Qué tenía Chiqui diferente respecto a otros futbolistas?, ¿por qué el técnico le tenía tanta confianza? Aquel pequeño muchacho de colochos respondió estas preguntas con un gol en su primera jugada.
"Chiqui tiene el instinto de jugador de barrio, un olfato que solo se desarrolla ahí, él es de la Pithaya, nació y se crió a cinco metros de una cancha de fútbol, tiene el instinto de esos chiquillos que con dos o tres años ya están en la cancha y cuando tienen diez ya juegan con los mayores, es una picardía que no tienen los jugadores de escuelas de fútbol, eso ya se trae", explicó Juan Luis.
Hernández Fuertes explicó que se trajo a Rándall desde Paraíso porque consideró que ya estaba listos para la primera, el resto de la historia todos la conocen, el chiquillo se hizo ídolo.
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"Cuando un entrenador de fútbol con experiencia y ojo le tiras una bola a un jugador con solo ver como la para o la controla, ya es capaz de deducir la clase de futbolista o lo inútil que es, a Rándall muchos no lo conocían, pero yo sabía perfectamente lo que teníamos y por eso como a otros muchachos le di la oportunidad", explicó Juan Luis.
Sin duda, Chiqui venía con estrella, desde aquel torneo de apertura del 2004 se veía que aquel pequeño colochudo se retiraría como un grande del club de sus amores.