En el 2022, Manuel Alvarado compró un pick up, un Toyota 1000 del año 87, para saldar una especie de deuda que tenía con su papá y a seis meses de su fallecimiento, quiere rendirle un homenaje al que fuera el hombre más importante de su vida.
Don Manuel falleció el 17 de junio anterior y aunque su pérdida no se supera, poco a poco, su hijo va aprendiendo a sobrellevarla, y una manera de tener muy presente a su papito es ir de un lado a otro con el “Canario”, el carrito que hizo feliz a su padre en sus últimos años de vida.
En medio del dolor, Alvarado hizo una pausa para contar cómo fue que adquirió el carrito y lo representativo que era para él y su papá.
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“Cuando estaba chiquitillo trabajaba con papi en construcción y al tiempo compramos un Chevrolet, que nos ayudaba a andar de arriba para abajo, y con el paso del tiempo decidimos cambiar de carro, pero siempre nos quedó la espinita de tener otro pick up.
“Sentía que tenía una deuda con mi papá. Luego, estudié, trabajé y comencé a buscar un carro parecido, pero conseguir un vehículo con esas características es muy difícil”, recordó.
Manuel es periodista y dijo que en el camino se encontró unos modelos parecidos, pero estaban deteriorados y, gracias a una compañera de trabajo, pudo cumplir el sueño de su papá.
“El esposo de una compañera de trabajo se compró este Toyota, así como estaba, y desde que lo consiguió yo le decía: ‘Algún día va a ser mío’. El año pasado me lo ofreció y siento que los astros se alinearon y ahora lo tengo conmigo”, contó.
Una belleza
El carrito se conserva original; tiene un paquete de herramientas que venían con él, se le cambió el color. Además, es carburado, su motor es de cuatro cilindros, su marcha es manual y en él pueden viajar dos personas.
“Tiene hasta el radio original, pero solo cuenta con AM y casete, entonces en la guantera le adaptamos un radio con parlantes para que suene mejor”, agregó.
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Para Manuel es prohibido ponerle algo en el cajón del carro.
“Antes uno andaba en los cajones de los carros y así pasó con el zanate, pero ya ahora no se puede y, la verdad, no me quiero exponer. De vez en cuando le pongo una bolsa, pero lo cuido muchísimo”, afirmó.
Feliz de la vida
Manuel recordó que cuando su papá vio la nave se emocionó tanto que lo manejó por unos pocos metros y sentía que estaba volando.
“Mi papá ya no manejaba por la edad, pero el tener ese carro es como revivir el sentimiento de hace años, es un apego sentimental, la unión de padre e hijo”, afirmó.
Alvarado contó que su papá a todo le ponía apodos. Al primer carrito le había puesto el zanate, porque era de color negro, pero a este lo bautizó como el canario y así se quedó hasta el día de hoy.
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“Mi papá y yo vivimos decenas de aventuras, nos llevamos muchos golpes en el ‘Fello’ Meza, porque somos aficionados al Cartaginés, pero en el 2022 vivimos un momento único y con mucho esfuerzo nos fuimos haciendo de algunas cositas y cada vez que lo conduzco, siento que va conmigo.
“Y desde que partió le prometí que cada vez que manejara el canario volaríamos a un mundo único solo los dos”, declaró emocionado.