Ni nos aplastaron, ni fue la máquina de hacer goles, y mucho menos nos pasaron por encima. México la vio horrible ante Costa Rica en el mejor partido de la era de Gustavo Matosas al frente de la Tricolor.
El grupo tuvo un corazón de oro anoche en el estadio NRG de Houston en los cuartos de final y desafortunadamente cayó en la ruleta rusa de los penales después de empatar a un tanto en los noventa minutos y después en los 120 minutos, al sumar los tiempos adicionales.
Hace cinco años la Sele derrotó desde el manchón blanco a Grecia para clasificar a cuartos de final, en el inolvidable Mundial de Brasil 2014. Aquella vez estábamos bendecidos, todos nos salía, cada remate fue perfecto, historia que no se repitió esta vez.
En cambio, para los aztecas era una fecha para el olvido, también hace cinco años en Brasil fueron eliminados en octavos de final por Holanda, duelo que nunca olvidaron por el famoso "no era penal", por una falta que le pitaron a Rafael Márquez en contra de Robben y que para muchos nunca existió.
Curiosamente la Sele anoche empató con una jugada polémica, Joel Campbell fue derribado por el defensor mexicano Luis Rodríguez, para ser sinceros fue fuera del área, pero para el árbitro panameño John Pitti, fue adentro.
De hecho los mexicanos nunca habían ganado un 29 de junio, habían jugado cinco partidos en esa fecha y nunca lograron sonreír hasta anoche.
Leo voló. Leonel Moreira estuvo a punto de convertirse en el gran héroe de la noche, en el partido detuvo todo lo que le llegó, en el gol azteca nada pudo hacer, en el resto de remates se convirtió en una muralla.
En la tanda de penales ilusionó a todo el país al detenerle el remate a Raúl Jiménez, principal figura de los aztecas en la Copa Oro apenas en el primer lanzamiento.
Después Celso anotó con seguridad. Siguió el azteca Montes, quien anotó, al igual que el tico Elías Aguilar.
Roberto Alvarado anotó de nuevo para los aztecas.
Y fue cuando llegó la tragedia, Rándall Leal tiró a la derecha de Ochoa, su remate iba por fuera, pero de todas formas Ochoa lo hubiera detenido.
Los penales se fueron a la muerte súbita y fue el turno de Keysher Fuller.
El lateral derecho florense lanzó de nuevo a la derecha del portero azteca, quien adivinó el flojo remate y se acabó la ilusión de los ticos. Aquello fue un soberano balde de agua fría.
Mejenga pareja. Gustavo Matosas cumplió su palabra y le jugó de tú a tú a los mexicanos.
El partido en Houston, es sin duda, el mejor partido del técnico uruguayo desde que tomó el mando de la Tricolor.
La Sele con solo un hombre en punta y con el Capi Bryan Ruiz desde el inicio buscó tener buena posesión de la redonda.
Además la idea de Matosas era que el 10 encontrara espacios para que pudiera enviar servicios a los hombres en ofensiva como Rándall Leal, Mayron George y Joel Campbel, para ganar esas pelotas a base rápidez.
Por su parte los aztecas buscaron siempre presionar la salida tica para no darle respiro.
Andrés Guardado y Jonathan Dos Santos se mostraron como los encargados de habilitar a figuras como Raúl Jiménez, Rodolfo Pizarro y el goleador de los aztecas en este torneo, Uriel Antuna.
La Sele aguantó los primeros 15 minutos cuando los aztecas salieron con todo y después nivelaron las acciones, al punto que Costa Rica tuvo chances para irse arriba.
Pero pasó lo de siempre, una llegada tica al área de México no terminó en nada y en un contragolpe por la derecha sin nuestro lateral, le permitió a Rodolfo Pizarro correr y correr, para servir a Raúl Jiménez, quien peleó la redonda con Óscar Duarte que no supo como marcar para soltar un derechazo imposible para Leonel Moreira con el 1-0 en el minuto 43.
Casi después del gol llegó el pitazo y terminó el primer tiempo.
La charla de Matosas en el medio tiempo debió ser épica, porque la Tricolor salió con todo y el resto de la historia todos la conocemos.
El empuje rindió hasta los penales, donde al final la falta de sangre fría de Leal y Fuller nos sacó de la Copa en la que los ticos, esta vez sí, tuvieron un corazón de oro.