La navezota Jeep Willys CJ5 Toreado, modelo 1974, de don Jorge Bravo se alejará de las grandes corridas que se pegaba en medio del barro ahora que fue restaurado y quedó como un ajito.
El carro estaba acostumbrado a batir barro por todo el país, ya que ese era el pasatiempo de Bravo, pero este decidió dejar las andadas para lucir su nave en ambientes más relajados. Eso sí, el carro sigue siendo un maquinón.
“Ese carro tiene los mejores vídeos del club cuando era blanco, yo lo echaba a matar en todo lado. Ahora quedó así y la fiebre de llevarlo a matar ya pasó porque quiero disfrutarlo y andarlo tranquilo. Si hay que batir barro nos metemos, pero ya no con el ímpetu de antes”, confesó este vecino de El Alto de Guadalupe.
¿Qué debo saber sobre el panel de control del carro? |
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“Es importante prestar mucha atención a las luces indicadores del panel de control, ya que al hacerlo podría evitar quedarse varado o que el carro tenga un daño costoso. Cuando pone la ignición todas las luces indicadoras deben encenderse y al arrancar el motor se deben apagar, principalmente la presión del aceite, la generación, el check engine y la temperatura del motor (si es de aguja no debe pasar de la mitad). Si alguna se mantiene encendida consulte de inmediato con su mecánico”, explicó Bryan Guido, mecánico automotriz (teléfono: 8603-5135) |
“Vamos a chinearlo un poquito y aunque no lo voy a hacer un pendejo, tampoco lo voy a maltratar tanto”, agregó este fiebre de los motores y miembro activo del Club Jeep Willys Costa Rica.
Este carro está en su poder desde el año 1980, cuando se lo compró a una muchacha, llamada Rocío, que también pertenecía al club.
“Ella lo tenía, pero es muy pequeñita y le quedaba grande. Yo tenia un Honda Accord por lo que los cambiamos. Fue taco a taco porque me interesaba mucho el Jeep. Ella me dijo que lo tenía mucho tiempo guardado y le propuse el negocio”, recordó don Jorge.
No obstante, la antigua propietaria estaba quitada para hacer el trato porque el carro era familiar, pero ella tenía que movilizarse mucho y era incómodo en una nave de este tipo con seis cilindros y tan alto.
“El carro estaba en perfectas condiciones, perdí un poquito (dinero) en el cambio, pero me interesaba hacerme de esta joya.
“Estaba bien, pero había cositas que hacerle. Ahora le pusimos un motor más grande, le cambiamos toda la suspensión por una más moderna y que nos diera más estabilidad y confort porque vienen demasiado duros de fábrica”, dijo Bravo.
El cambio de color es clave, lo hizo porque además tiene una gran pasión por los bomberos, ya que el es un bombero voluntario.
“Lo pintamos porque tenía mucho cáncer y aproveché para pintarlo del color de una de mis pasiones el Benemérito Cuerpo de Bomberos”, confesó.
A la pregunta de lo costoso que puede ser mantener esta nave en tan buenas condiciones, Jorge respondió que: “Lo que cuesta es la transformación, aunque uno lo hace con los compañeros del club y la mayoría de cosas se consiguen, porque los repuestos se compran y ellos lo arman , así que sale favorable. Es un carro inyectado, es económico y hay que mantener lo básico”.
La nevezota tiene mucha historia porque fue de los primeros inscritos en el Club Willys Costa Rica.
Para ayudarse y ayudar a las compas, también le instaló al frente un gran winch (tambor que contiene enrollado un cable de acero) de doce mil libras, ya que con ese aparato es capaz de sacar a otra nave de cualquier lugar en el que haya quedado atrapado.