Este es el relato de un aficionado y periodista que quiere que el coronavirus desaparezca para nuevamente infectarse de la fiebre del fútbol, de esas ansias por celebrar un gol y de nuevamente sentir la alegría de ver a su equipo campeón o en el peor de los casos, la decepción de un nuevo fracaso.
Estas son las palabras de alguien que quiere enfermarse, pero de amor por este deporte.
Este jueves nadie amaneció con un mensaje de chota en su teléfono porque su equipo perdió en la jornada que se suponía, debía jugarse este miércoles.
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Los colerones por las bromas pesadas o por los memes, no aparecieron como tampoco aparecieron las voces de los narradores de las cableras y de las radios que emocionaban a los que estaban en sus casas.
Los “uyyyyy”, los “mae metelo” o los madrazos se quedaron mudos ante un virus que cada vez contagia a más personas en el país y que nos obliga a cuidarnos para evitar que nos gane por goleada.
En los bares, el sonido de las botellas y de los crujientes chicharrones también desaparecieron, al igual que los abrazos de gol en el estadio con desconocidos
Este jueves, el fútbol amaneció desolado, al igual que en aquella película de Will Smith llamada Soy Leyenda en la que se observan las calles vacías, así como los celulares sin mensajes de burlas o las canchas sin jugadores o las graderías sin aficionados.
Apenas han pasado dos días y parece que regresar a la normalidad va a tardar un buen tiempo, todo apunta a que ese tiempo será más extenso que aquellos largos minutos de reposición que le daban a Saprissa o la Liga para ganar o empatar.
La creatividad en estos tiempos parece ser el mejor gol que se le puede anotar al encierro.
Ante el aburrimiento vamos a tener que recurrir a las glorias del pasado, ver con más detenimiento aquellas mejengas que nos sacaron las lágrimas y nos unieron como país, como lo fueron las del Mundial de Italia 90 o las de Brasil 2014, porque eso es lo que precisamente necesitamos ahora, estar unidos, pero de larguito, por más raro que suene.
Quedémonos en casa y hagamos caso a las recomendaciones que ha hecho el Ministerio de Salud.