A Roy Myrie nadie le tiene que contar cómo es jugar en un estadio a puerta cerrada, ni lo que es estar aislado por una enfermedad.
El exlateral, de 37 años, pasó por ambas experiencias hace casi 15 años, eso sí, en distintos momentos.
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El primer hecho lo vivió el sábado 26 de marzo del 2005, en el juego eliminatorio entre Costa Rica y Panamá, rumbo al Mundial de Alemania 2006, en el que anotó el gol de la victoria 2-1.
Mientras el segundo le sucedió en el año 2009 por contagiarse con la gripe H1 N1, precisamente mientras tomaba un vuelo que lo traía desde Bélgica a suelo tico para incorporarse a la Sele.
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Primera vez en la historia
Partidos a puerta cerrada solo se han dado en nuestro país por dos razones: castigo o por decisión de alguna autoridad o equipo debido a la poca venta de entradas para un encuentro.
El juego ante los canaleros se jugó sin afición por un castigo que vino por el lanzamiento de objetos a la cancha en un juego contra México, el 9 de febrero del 2005, siendo la primera vez que el país recibía este tipo de sanción.
Al final, la Tricolor ganó aquel silencioso choque 2-1 con anotación de Roy Myrie.
Mientras que en julio del 2016, Alajuelense decidió jugar sin público en el estadio Nacional un amistoso ante San Lorenzo de Almagro debido a la poca venta de entradas.
“Fue algo... una experiencia muy rara , pero muy linda porque aunque no había gente en el estadio, sí estaban en el camino del hotel al estadio y se hicieron sentir con una energía muy linda”, recordó Myrie, exjugador de Alajuelense, Uruguay de Coronado y Pérez Zeledón.
Al llegar al estadio y con el pitazo inicial, el futbolista reconoce que fue extraño ver el estadio vacío, más que todo porque el Ricardo Saprissa siempre se ha caracterizado por el sentir de la afición en las gradas.
“No tener el apoyo de la afición fue una sensación muy fea porque no estaba ese apoyo y respaldo incondicional”, insistió el exjugador.
Sobre el gol anotado a un minuto del final de la mejenga, Roy recuerda que no lo disfrutó tanto como hubiera deseado, pues hizo falta el grito de los fiebres.
En ese partido Costa Rica empezó ganando al minuto 40 con un gol de penal de Wayne Wilson (q.e.p.d), Panamá empató al 58’, con otro penal cobrado por Roberto Brown y Myrie hizo el de la victoria al 89′.
Costa Rica jugó con un hombre menos desde el primer minuto del segundo tiempo por la roja a José Luis López.
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“El empate era malo para nosotros, recuerdo a los panameños casi celebrando y en eso Paté me pasó el balón desde fuera del área, cerré los ojos y puedo decir que solo fue una guaba, le pegué durísimo al balón.
"Fue un sueño hecho realidad porque era un gol importante”, contó Popo, como le dicen de cariño al exjugador.
Asegura que la falta de público sí les pasó factura y hasta los hizo sentir que no jugaban en casa.
Desde ya, le recomienda a los jugadores que deban jugar sin público entrar muy concentrados, pues al no tener afición, a veces se tiende a desconcentrar y lo que hay que hacer es nunca bajar los brazos.
Le dio la gripe porcina
En cuanto al momento que se enfermó por la gripe porcina o H1N1, dice que los síntomas le empezaron en un vuelo desde Europa a suelo tico, cuando venía a incorporarse a la Mayor, en el año 2009, convocado por Rodrigo Kenton.
El exrojinegro militó en el balompié belga entre el 2008 y 2012 y cuando realizó ese viaje, su esposa e hijos se quedaron en el Viejo Continente , pues él solo venía para jugar ante Estados Unidos.
“Empecé con los síntomas en el avión, cuando llegué a Costa Rica me tuvieron que aislar y fue la última vez que vi a mi papá vivo, pues a los meses él murió y yo estaba en Bélgica”, agregó.
Como Roy estaba solo y aislado en territorio nacional, la única persona que llegaba a verlo en la casa y darle comida era su suegra, a la que le agradece todo el apoyo.
Para poder acercarse la señora tenía que hacerlo con tapabocas. Ella lo cuidó porque la familia materna y paterna de Myrie es de Limón.
Estuvo aislado durante una semana en su casa de Alajuela y lo que más agradece, además de haber superado el momento incómodo, es que ni su esposa embarazada en ese momento, ni sus hijos se contagiaron de la enfermedad.
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