El enorme David Ortiz, elegido este martes al Salón de la Fama del béisbol, se cansó de dar batazos en las Grandes Ligas, pero uno tiene un lugar muy especial: un jonrón suyo cambió la historia de los Medias Rojas de Boston y exorcizó la ‘Maldición del Bambino’.
De 1,90 metros de estatura y 104 kilos de peso, ‘Big Papi’ hizo un swing que mandó la bola a las gradas y salvó a los Medias Rojas cuando estaban al borde de la eliminación frente a los Yanquis de Nueva York en el cuarto juego de la Serie de Campeonato de la Liga Americana de 2004. Decidió un triunfo 6x4 en el duodécimo inning con su cuadrangular, que inició una increíble reacción después de que su equipo perdiese los tres primeros compromisos del cruce.
Era un punto de inflexión que Boston había esperado por décadas...
Los Medias Rojas acabarían ganando ese año la Serie Mundial frente a los Cardenales de San Luis, con lo que rompieron una sequía de 89 años.
Se acababa la ‘Maldición del Bambino’, que había comenzado el 26 de diciembre de 1919, cuando los patirrojos enviaron a Babe Ruth a los Yanquis, donde Ruth se convirtió en uno de los mayores íconos de todos los tiempos en el deporte estadounidense.
Boston, que había ganado la Serie Mundial en 1903, 1912, 1915, 1916 y 1918, nunca más pudo hacerlo... hasta que llegaron Ortiz y sus socios de República Dominicana, Pedro Martínez y Manny Ramírez.
De Santo Domingo a Cooperstown
Nacido en Santo Domingo el 18 de noviembre de 1975, Ortiz siempre sonreía, pero daba miedo como pocos cuando se paraba en el plato.
Era la definición del ‘clutch hitter’, el hombre de los momentos decisivos.
Ligó para .286, con 2.472 hits en 20 años de carrera en las Mayores (1997-2016), 541 jonrones y 1.768 empujadas, una brillante trayectoria coronada con tres campeonatos de la Serie Mundial con Boston en 2004, 2007 y 2013. No hubo dudas y la Asociación de Escritores de Béisbol de Norteamérica (BBWAA) le eligió como miembro del Salón de la Fama de Cooperstown con 77.9% de los votos en su primera aparición en las boletas.
“Como un chiquillo de Santo Domingo, siempre soñé con jugar béisbol”, celebró este martes Ortiz.
Ese sueño empezó a cumplirse cuando tras acabar estudios de secundaria, siendo un adolescente de 17 años, los Marineros de Seattle le ofrecieron su primer contrato en el sistema de la Major League Baseball (MLB). No llegó a debutar en la Gran Carpa, sin embargo, con esa organización.
Se estrenó con los Mellizos de Minnesota en 1997, etapa en la que estuvo muy limitado por las lesiones, así que fue con los Medias Rojas con los que alcanzó la gloria.
El carisma de Ortiz le hizo uno de los peloteros más queridos de su época. No todo era, después de todo, causar terror en los pitchers rivales.
Nueva vida
Con una colorida camisa estampada y zarcillos de cruces, David Ortiz saltó de felicidad cuando vio en su teléfono celular que había sido elegido para el Salón de la Fama para convertirse en el cuarto dominicano con tal honor, tras Juan Marichal, Pedro Martínez y Vladimir Guerrero.
“¡Yes!”, gritó en inglés antes de fundirse en un abrazo con Martínez, quien le acompañaba en el momento, según un video divulgado en redes sociales.
Ortiz, padre de tres hijos, disfruta este instante tras superar uno de sus momentos más duros.
En un extraño incidente, recibió el 9 de junio de 2019 un disparo que puso en jaque su vida. Unos sicarios, según la policía local, habían recibido 10.000 dólares por un atentado en el que el exgrandeliga no era el blanco.
Superó el trance y unos meses después recibió una inmensa ovación cuando hizo el ceremonial lanzamiento inaugural en un juego entre los Yanquis y los Medias Rojas en Fenway Park.
Nadie olvida a Ortiz allí, donde su número 34 está retirado después de liberar a Boston del fantasma de Babe Ruth.
Cooperstown is calling! pic.twitter.com/de1K5bHxlZ
— Red Sox (@RedSox) January 25, 2022