Costa Rica derrotó este sábado a Honduras 3-1 en el repechaje 2 de la Concacaf y clasificó a la Copa América. Lo hizo en un partido donde, con sangre joven, con un rostro renovado y nuevos bríos superó a un cuadro catracho lleno de bajas, en el estadio Toyota en Frisco, Texas.
Con ese resultado, la Tricolor pasa a integrar el grupo D de la Copa América, donde jugará contra Brasil, Paraguay y Colombia, donde de entrada somos el equipo más débil, por atestados.
Sin embargo, eso no quita el mérito a los dirigidos por Gustavo Alfaro en el compromiso de este sábado y el crecimiento que ha tenido con relación a los últimos encuentros, donde la Sele no daba pie en bola.
El partido fue de dientes apretados, de corazones estrujados, de comer uñas.
De esos donde todos somos uno y una mala acción no era reprendida, más bien generaba voces de aliento, de sí se puede.
Era de esos cotejos donde la cancha neutral es solo un decir, como cuando estamos en la Copa de Oro contra cualquier rival, menos los caribeños, pues los catrachos eran una inmensa mayoría, igual que en ese torneo.
Pero con todo y eso, la Tricolor sacó la casta, pese al golazo catracho, del exmorado Michael Chirinos, luego de un espectacular pase de Jerry Bengtson en el pivoteo, a los 9 minutos. Fue como un choque contra esa realidad que no queremos. Esa del fútbol insulso, de tener la bola, de pasarla, pero sin contundencia.
El silencio tico en todos los hogares, en todos los bares y restaurantes donde se respiraba fútbol, por dicha, duró solo minuto y medio.
Un centro de Jefferson Brenes fue peinado por Manfred Ugalde y el portero Jonathan Rougier le fue mal a la bola, rechazó con los pies y el rebote le quedó muerto a Orlando Galo. Todo estaba como si nada hubiera pasado.
Pero hubo otro shock, el VAR. El pepino que nos tenía con vida fue revisado y nos cortó la respiración, hasta que lo dieron por bueno.
Costa Rica mostró cositas, lo más notorio, la sangre joven. A Keylor Navas y Francisco Calvo se le unieron la juventud de los jugadores que buscan ganarse un campo, que levantan la mano.
Manfred Ugalde como el estandarte en ataque, junto a otros como Warren Madrigal, Gerald Taylor o Álvaro Zamora. Otros como Jefferson Brenes, Orlando Galo y Julio Cascante, no tan jóvenes, pero que no llegan a veteranos, también demostraron que sí se puede.
En el complemento, luego de un dominio inicial de la H con algunas aproximaciones, Costa Rica despertó al 53′, con un centro al área que fue rechazado y la bola le quedó a Ugalde, quien bajó de pecho y remató potente, pero la bola se quedó entre los defensas.
Fue el preámbulo, la Sele se inventó una gran jugada al 56′, cuando Brenes ubicó a Manfred por derecha, el legionario vio a Warren que iba corriendo y se la devolvió de cabeza. El morado sacó un cañonazo de seguido que se fue al marco y venció el portero catracho.
El mazazo final llegó al 61′, con Brenes, quien remató de lejos y la bola fue desviada.
Fueron dos golpes seguidos que dejaron tambaleándose a la H. Aún así, los hondureños fueron al frente buscando el descuento, pero ya el daño estaba hecho.
Keylor volvió a mostrar que es el mejor por mucho en el área y tuvo un par de buenas intervenciones ante los ataques catrachos, una en un remate de Jerry Bengston en el primer tiempo y otra de Chirinos en el complemento.
Pero Costa Rica resolvió el partido con un juego inteligente. Primero, ante tanta falta, lució bien en la táctica fija, luego, en el complemento, con algunas buenas combinaciones que muestran algo del trabajo del técnico. Algunas sociedades como la de Warren con Manfred o Brenes con Galo lucieron bien.
Y para cerrar el partido, la Tricolor también fue aplicada. Cerró espacios, se agrupó con orden y le cortó el juego a Honduras y, cuando pudieron ir al frente, lo hicieron.
Sin duda, un gran triunfo para los ticos que desde ya alistan maletas para la gran cita de la Copa América.