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Costa Rica logró una clasificación que terminó bien fea al final

Costa Rica hizo lo que no había logrado en muchos meses

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Costa Rica celebró a lo grande una victoria que le urgía. (ELSA/Getty Images via AFP)

Costa Rica consiguió la victoria que tanto necesitaba para clasificar a los octavos de final de la Copa Oro, la cual, sin embargo, terminó deslucida en los últimos minutos al cerrar con inusual marcador de 6-4 ante Martinica.

Cuando parecía que a la Sele se le subieron las defensas, no solo por que tres zagueros fueron protagonistas, sino por marcar seis pepinos, algo que teníamos un montón de tiempo sin hacer, recibimos tres goles en doce minutos, que hay que decirlo, sin duda afearon las cosas.

Con el equipo de Luis Fernando Suárez nunca hay partidos completos, siempre se sufre de alguna manera; cuatro goles en contra, tres de ellos cuando se supone que el juego estaba totalmente dominado, es la parte negativa de este martes, pues son muchos goles concedidos ante un rival de este nivel.

Uno quiere alegrarse y sacar pecho en una noche de tanta contundencia, pero el freno a las emociones aparece con una defensa que se relajó en demasía y un Kevin Chamorro que se convirtió en villano en dos goles.

El sábado vendrá México y si cometemos los mismos errores, no duden que también nos meterá cuatro, pero ahí la bronca es si iremos a anotar alguno porque, vamos, México no es Martinica.

En una mejenga en la que la Sele salió a buscar el marcador desde un inicio, a los diez minutos Francisco Calvo salvó de salir una bola por línea de fondo, la puso al centro del área donde apareció Anthony Contreras con un remate tibio en el área pequeña. El disparo fue rechazado por la zaga caribeña y en el suelo, Kendall Waston, el goleador tico, la Torre que tantos nos salva, marcó el primer gol tricolor del torneo.

La alegría se nos fue en un instante cuando, a los 19 minutos, Martinica igualó las acciones con el tanto de Patrick Burner, un bajonazo que nos mandó de nuevo al último puesto del grupo en ese momento.

El primer tiempo fue así, todo un sube y baja, porque El Salvador le estaba sacando el triunfo a Panamá.

Patrick Burner fue protagonista con dos goles y un autogol este martes. (ELSA/Getty Images via AFP)

Sin mucho fútbol, pero con más coraje y ganas, el segundo cayó en una jugada muy parecida al del primero. Otro enredo en el área del que sacamos petróleo.

Tras un tiro de esquina, Kendall la cabeceó muy débil, luego Francisco Calvo tiró, la pecosa se fue rodando de manera lenta y tímida al marco, pegó en Burner y entró a los 39 minutos.

La celebración fue en grande, Calvo se fue corriendo a festejar a la banca y la cosa quedó hasta en suspenso, pues el tanto se revisó en el VAR por una supuesta mano que no había. Con drama, pero valió y así se subió al marcador. De nuevo clasificados a octavos, pues ya para ese momento Panamá le había igualado a los cuscatlecos.

El segundo tiempo hay que dividirlo en dos; primero, el de la efectividad tica y, luego, el desastre.

Santos defensas, benditas torres, porque para el inicio del segundo tiempo fue Juan Pablo Vargas, quien luego de un tiro de esquina de Joel Campbell, el zaguero de Millonarios de Colombia apareció en el corazón del área sin marca para de un jupazo poner el 3-1, al 53.

Un minuto después, el arquero Yaniss Clementia le metió los dos brazos a Anthony Contreras cuando se lo estaba quitando para marcar. Penal claro que no vacilaron en pitar, aunque el VAR igual lo revisó. Así es el fútbol de hoy, hay que esperarse por todo.

Joel Campbell marcó el penalito con calidad al lado contrario del que se mandó Clementia para poner el 4-1, al 57.

Ya con la goleada en la bolsa, la afición en Nueva Jersey recuperó la sonrisa y se escuchaba de manera muy clara en la gradería el “Oe, Oe, Oe, ticos”.

En el segundo tiempo, con confianza, el equipo se soltó a jugar como hace rato se lo exigían.

Esto ya era un jolgorio y a los 67 cayó el merecido premio a Tony Contreras, quien puso el 5-1 con un buen toquecito entrando al área pequeña, luego de un gran pase de profundidad de Suhander Zúñiga, quien había sustituido a Josimar Alcócer.

Cuando toda era fiesta y tranquilidad, una mano dentro del área de Jeffry Valverde inició el desconcierto defensivo y los caribeños descontaron 5-2 con el remate de Brigthon Labeau desde el punto trágico.

Juan Pablo Vargas pegó un gran cabezazo para el 3-1 (KENA BETANCUR/AFP)

La euforia nos las bajaron rápido con el 5-3. En las afueras del área Labeau la bajó, Reupeme remató, Chamorro dejó el rechazo muy corto, y Burner marcó a los 78. Fue un un partido loco para él, con dos tantos y un autogol. Ya eso preocupaba.

Para el 89 llegó el momento más emotivo del partido, el gol de Diego Campos, quien llegó a cerrar en el área pequeña un gran servicio desde la banda derecha de Joel.

Warren Madrigal se barrió para meterla, sin poder llegarle, pero atrás estaba Diego para anotar su primer gol con la Sele. Posiblemente, hace tres meses jamás se habría imaginado estar en esta posición.

Ya en la reposición, Martinica clavó el 6-4, cuando Jonathan Mexique, con un remate al primer palo en el que, sin duda, Chamorro pudo hacer más, ya que estiró la pierna como los porteros de las mejengas, que no meten las manos.

Así acabó la mejenga, un partido de diez goles, en el que si bien es cierto se sacó el triunfo, deja el sinsabor que sin apretar tanto, Martinica nos hizo mucho.

Sergio Alvarado

Sergio Alvarado

Periodista de La Teja, especializado en deportes. Graduado de la Universidad Internacional de las Américas.

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