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Costa Rica ganó este lunes toneladas de confianza, credibilidad y orgullo, el marcador dio un empate a cero con Brasil, pero lo que significa este resultado para el grupo de Gustavo Alfaro es muy grande en lo que fue el debut de la Copa América para ambos.
Un punto de oro, que puede marcar diferencia para ilusionarnos con una clasificación, así se lee.
La mejenga era la misma cosa que en la mayoría de las ocasiones que los ticos se han enfrentado a la Canarihna en los mundiales de Italia 90 y Rusia 2018, meterse atrás a aguantar el bombardeo hasta donde se pueda o den las fuerzas, solo que esta vez sí nos salió.
Una muestra de eso es que en los primeros 20 minutos apenas pasamos tres veces la media cancha y la bola para la Tricolor era como una papa calienta que soltaba al instante.
Sin tiros ni directos ni desviados, sin conas, sin entradas por las bandas o alguna jugada que asomara siquiera algún peligro, en ofensiva la la Sele no existió en la etapa inicial.
Para que se den una idea, el único centro que logró salir, Haxzel Quirós se lo pegó en la espalda a Álvaro Zamora y se fue a saque de puerta, apenas para que el portero Allison Becker pudiera tocar la pecosa de alguna manera.
El juego de Costa Rica era aguantar el marcador, las entradas de Rapinha por un lado, de Paquetá por otro o cuando Rodrygo se unía con Vinicius para romper la defensa y entrar al área.
Tocar, tocar, se sumaron Danilo y Guilherme Arana por las bandas, en Brasil todos tocaban la bola, mientras que la Sele marcaba bien paradito atrás.
En una Rapinha quedó frente a Patrick Sequeira y con un achique rápido del meta tico la logró desviar, de alguna manera la estaban sosteniendo. Sequeira sin ser espectacular cumplió.
A los 28 finalmente Brasil dio el golpe, pero ahora fueron el VAR y el árbitro mexicano César Ramos los que nos salvaron al anular el tanto por posición prohibida de Marquinhos, el anotador.
El gol se dejó correr inicialmente, celebraron en la verdeamarelha y cuando los equipos estaban formados en media cancha para reiniciar el juego, el réferi cambió su decisión, según se explicó por los altoparlantes del estadio Sofi en Inglewood, California, procedimiento que se hace ahora.
Al escuchar la decisión, los ticos celebraron como si se tratara de un gol, fue la mayor alegría que tuvimos en el primer tiempo y por mucho. Los brasileños reclamaron el fallo, pero nada que hacer, el árbitro mandó a jugar y seguimos 0-0.
Entre eso más los reclamos y los piscinazos de Vinicius el partido se fue al medio tiempo, Ramos no le comió cuento nunca al delantero del Real Madrid, perseguido además de su mala fama.
Para el segundo tiempo la realidad es que casi nada cambió, la Sele seguía metida atrás y Brasil insistiendo aunque ahora conforme pasaba el tiempo la desesperación le iba ganando a los sudamericanos, a quienes se les agotaba la paciencia ante un rival inferior.
Para ese momento, lo peor para la Canarinha era que aunque tenía la pecosa, tampoco es que ahogaba a la Sele con opciones clarísimas y más bien no veía por dónde poder hacer daño.
Paquetá pegó una al palo a los 62 que fue un susto para todos, pero los caminos no eran claros, los centros eran muy malos y los remates también, los cuales se reflejaban en las caras que hacía Neymar en la gradería, a otro que la desesperación le iba ganando.
También apareció Patrick Sequeira, con dos tapadones, uno a Haxzel Quirós, quien tratando de despejar una bola le salió un cabezazo peligrosísimo que apenas reaccionó el meta para despejarla y otra a Arana, esta si fue brillante, un tiro de fuera del área que el meta rechazó en el primer palo.
Aguantando como se pudo, pero sacarle un empate por primera vez en un torneo oficial a Brasil es una gran motivación para los chamacos de Gustavo Alfaro, otro día y a otro rival buscaremos como anotarle, la misión esta vez, fue cumplida.
