El fútbol, el bendito fútbol, una vez más tiró el salvavidas que tanto ocupaba una Costa Rica urgida de una alegría en medio de un panorama muy complicado y con el sufridísimo triunfo 1-0 ante Nueva Zelanda la Sele clasificó al Mundial de Catar 2022 y le dibujó una sonrisa al país entero.
Al igual que sucedió hace exactamente ocho años, un 14 de junio, cuando Costa Rica derrotó 3-1 a Uruguay en lo que fue el estreno de Brasil 2014, la pecosa puso de nuevo de cabeza a Tiquicia. La tiró a las calles, sacó banderas, la hizo gritar a un solo coro y bajo un solo sentimiento de júbilo puro.
Desde aquel mundial el país no vivía algo así, pues a la clasificación a Rusia 2018 tal vez le faltó un poco de pimienta y esa alegría que experimentó el país este martes, la manera como se sufrió en la eliminatoria también explica porque tanta emoción.
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Cuando a los tres minutos, en la primera jugada de ataque qu tuvimos, Joel Nathaniel Campbell Samuels marcó el pepino que nos metió en Catar 2022, nadie se acordó que el dólar está en casi siete tejas, que el litro de la gasolina está a más de un rojo y que el Covid-19 es una batalla de la que aún no cantamos victoria. Este martes todo era felicidad.
Cualquier persona que estaba en la calle, en la casa, en el brete, o en el lugar que se encontrara viendo el partido ante Nueva Zelanda, pudo escuchar el ruido de los pitos celebrando y al vecino festejando esa bola que Joel pudo desviar de zurda al primer palo entre dos defensores.
La corrida y la pulseada que se pegó Jewison Bennette para meterse por la banda derecha y poner el centro del gol fue más aplaudida que cualquier anunció de rebaja de gasolina, él sí le metió todo el gas para ganar esa bola que Campbell convirtió en gol al aparecer como un fantasma en el área.
“Ese gol lo metimos todos, el equipo, la afición, la gente”, dijo Joel sobre el festejo cuando apenas y nos estábamos acomodando para ver la mejenga. Otra vez Joel. Siempre Joel, como aquella tarde en la que también apareció ante Uruguay.
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El promisorio arranque pudo hacer pensar que esto nos lo llevábamos facilito, sin jodernos mucho, que el rival es el “jamón” que algunos pintaron, pero no podían estar más equivocados, venía un suplicio.
La verdad es que aprovechamos el único despiste que tuvo Nueva Zelanda, un equipo muy ordenado que sabía aguantar atrás y tenía superleída a la Sele, tenían claro cómo meternos en problemas
Fue como una continuación de los partidos de la hexagonal, como aquella mejenga en el Azteca aguantando el 0-0 o el 1-0 que le logramos contra Canadá sacando bolas abajo de la raya y con Keylor Navas en modo Keylor Navas.
¡Qué sufrida!
Alex Greive nos metió el primer susto a los diez minutos con un remate que se fue cerca luego de un resbalón de Francisco Calvo y tres minutos después Chris Wood, el gigante que nos atormentó todo el partido tuvo la primera, pero se la sacó el Halcón.
La zaga de la Tricolor lucía nerviosa, inquieta, metida atrás, como resignada a que hay que sufrir para ganar y le dábamos la iniciativa a un equipo no tan acostumbrado a eso, pero que se creyó el papel.
Cuando un extranjero viene y nos dice que tenemos a uno de los mejores del mundo, no lo dice por quedar bien como podría pensar alguno, es que es verdad y la jerarquía de un portero como Navas no se mide solo en sus atajadas, sino en su presencia y hasta lo que le puede decir a un árbitro o rival.
Eso se notó a los 38 minutos cuando Wood nos clavó el 1-1, una jugada que él mismo inició con una falta sobre Óscar Duarte afuera del área.
Ahí Keylor sacó el colmillo y lo primero que hizo de forma inmediata fue írsele encima al árbitro Mohammed Abdulla Hassan Mohammed.
Hay que ser claros, no es lo mismo cuando el primero que te reclama es un jugador del peso y el currículo de Keylor, no se despegó del árbitro hasta que el hombre decidió que tenía que ir a revisar el VAR, luego que preguntara por los auriculares si en la jugada había falta.
El chequeo no duró mucho, la repetición no dejaba lugar a dudas que la falta se había dado. Nos volvió al alma cuerpo, cuando vimos al réferi de Emiratos Árabes Unidos venir del VAR y anular la jugada, se celebró como otro gol.
Los números no dejan mentir, los oceánicos hicieron nueve tiros a marco en el primer tiempo y la Sele el gol y pare de contar, nos costaba un mundo tener y sostener la pecosa, no había claridad de juego en nada. En ese primer tiempo se nos murieron todas las amebas.
Luis Fernando Suárez sabía que estábamos sufriendo horrible y al medio medio tiempo hizo tres cambios. Por la banda derecha los kiwis entraban como si nada, por eso uno de los sacrificados fue Keysher Fuller en lugar de Carlos Martínez. Además el florense se lesionó.
Salió Gerson Torres por Kendall Waston, con lo que pasamos a jugar con línea de tres atrás y también salió Jewison por Bryan Ruiz, el capi entró con la misión de que alguien sostuviera la chocobola.
Ya nos veíamos un toque mejor, pero nos seguían faltando cinco para el peso, hasta los 60 minutos Anthony Contreras se asomó con un remate un toque lejano, pero que era un intento al fin.
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Al chamaco de Pavas hay que aplaudirlo, que carajillo para pulsearla y además que no se la arrugó a los rivales por más altos que se vieran, ¿Quién dijo miedo? Sacó el carácter.
En Tony se reflejó la frase de Suárez de que el partido fue una demostración del costarricense, alguien que siempre da el cien por ciento.
Hasta el último minuto
Ni siquiera porque Nueva Zelanda se quedó con diez se nos facilitaron las cosas, Kosta Barbarouses se fue de roja por un hachazo que le metió al tobillo de Francisco Calvo, le sacó toda la dientona.
El árbitro al principio le sacó solo amarilla, pero de nuevo la presión tica y la comunicación de los árbitros del VAR lo hizo ir a revisar la jugada y cambió la decisión. Para ese momento los memes en las redes sociales ya proponían al VAR como Mariscal para el Festival de La Luz.
Navas no se iba ir sin el tapadón de rigor, cuando sacó un tiro casi al ángulo a los 76 minutos que tenía sello de gol, una jugada que toda la banca de Nueva Zelanda terminó con las manos en la cabeza preguntándose cómo esa bola no entró.
El generaleño cerró su duelo personal con Wood con otra que le tapó al 83, para ese momento el gigante neozelandés ya estaba malísimo por no poder vencer al Halcón.
La Sele está en Catar y hay que celebrarlo, disfrutar el día, el momento, la ilusión, ya más adelante tendremos motivos para volver a la realidad.