Don Miguel Zeledón, a finales de la época de los ochenta, aplicó la frase de “Arriésgate por todo aquello que creas que te puede hacer feliz”, para adquirir el carrito clásico de sus sueños para su esposa y sin duda ha valido la pena, por el montón de grandes momentos que ha coleccionado cuando lo maneja.
En el Chuzo de la Semana les mostramos este Jeep Willys Station Wagon, del año 1955 y de color gris.
Este vecino de Coronado cuenta que, antes de comprarlo en 1989, el carrito tuvo una verdadera aventura.
“Lo trajo un estadounidense desde Estados Unidos rodando en 1955, pero lo dejó en la Aduana, que en esos años se ubicaba barrio Santa Teresita en San José. El gringo se enfermó, se regresó a su país grave y el carro quedó botado dentro de la Aduana.
“A los años que ya había prescrito, para que su viejo dueño lo recuperara, un funcionario de la Aduana lo escondió en una zona alejada bajo techo y cubierto por cartones, para hacer tiempo mientras completaba los requisitos que le faltaban para comprarlo, pero finalmente no pudo adquirirlo porque se murió.
“Cuando pasaron la Aduana a Alajuela, el carrito salió en un remate y lo compró don Rodrigo Picado, vecino de Coronado, era conocido por su tallercito para hacer capotas y amante de los Willys”, relató.
Don Rodrigo era un viejo amigo de Miguel y por eso, tras una conversación, amarró la compra y hasta se fue de inmediato al banco para buscar la plata.
“En realidad cuando pasaba lo veía detalladamente, una vez me mostró cómo se accionaba la caja de cambios que estaba superajustada, otros detalles y, por la crisis de la gasolina, lo tenía por ahí guardado, cuando le pregunté que si me lo vendía, me respondió que sí, me cobraba 550.000 colones que en ese momento era un montón de plata.
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“Como lo quería, me fui al banco, hice un préstamo personal, llegué donde don Rodrigo y le dije ‘¿Siempre me va a vender el carro?’, me respondió que sí y le di la plata en efectivo, se asustó porque nunca se lo imaginó y me lo llevé para la casa, el préstamo lo terminé de pagar cinco años después”, comentó.
Para hacerla toda, don Miguel se lo regaló a su esposa Patricia Garcia y por eso desde hace 34 años se convirtió en uno de los tesoros de su familia, que por nada del mundo lo venderá y en la actualidad sigue mostrando porque es un chuzo todoterreno.
“Casi que la mitad de la vida del carro ha estado con nosotros en la familia y de vez en cuando, al igual que con el otro que tengo, salgo a Coronado, compro algunos concentrados para los caballos, las gallinas y cosas así, se gana su gasolina, está con los papeles al día, aún le funciona le doble tracción y es un motor de 6 cilindros”, explicó.
Tantos piropos que ha recibido el carrito a lo largo de los años, que hasta ha ganado premios.
“En el 2004 hubo una competencia de los Willys en Costa Rica y él quedó en el primer lugar de todos lo participantes, por ser el carro más original del país, y dos años después ganó el desfile en el Carnaval de San José de fin de año, en la categoría carros antiguos”, finalizó.
Don Miguel nos adelantó que cuando el Willys tenga 70 años, dentro de dos años, le hará una fiesta con familiares y amigos.