El triste debut de la Sele ante Serbia en la Copa del Mundo de Rusia no se pudo ver completito por la televisión, pues hay detalles que no captan las cámaras.
Ante los serbios, hubo momentos especiales que únicamente pudieron vivir los ticos que hicieron barra en las gradas del Samara Arena y el resto de los 41.432 aficionados que estaban en el estuche.
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Para empezar, la música la puso Freddy Álvarez, pues su pieza "Vamos, vamos los ticos", que hizo famosa Repretel en sus transmisiones de los juegos de la Tricolor, sonó en el escenario mundialista instantes antes de que los equipos ingresaran a la cancha.
Fueron dos minutos y cuatro segundos (lo que dura la canción) en los que cualquiera se pudo sentir como en el estadio Nacional.
Otro detallazo fue que Johan Venegas fue el último que abandonó el terreno de juego en el calentamiento y lo hizo probando suerte, buscó dos pelotas para tirar a marco y bueno, una entró y la otra salió. Lástima que esa efectividad no la tuvo en la cancha.
Después fue el momento del exjugador y técnico tico Paulo César Wanchope, quien tuvo un duelo de saludos contra el exfutbolista serbio Dejan Stanković. El choque estuvo parejo pues ambos recibieron gran apoyo de su gente.
David Guzmán empezó el partido bien frotado, el cuerpo médico de la Sele le embarró algo en el pecho y para adentro.
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Ya en la mejenga, vimos como Óscar Ramírez estaba más concentrado que un cubito, no quería ceder nada a los europeos.
Cuando al Machillo le llegaba una bola cerca la detenía, pero ojo, solo cuando era para los ticos, cuando pertenecía al rival si podía más bien la tiraba más lejos.
Esa era su manera de jugar en este debut mundialista en el banquillo, donde la estrategia en la cancha no le funcionó porque se perdió 1-0.
Al cierre de la primera parte, al minuto 40, Venegas volvió a ser protagonista, pero por la señora regañada que le metió David Guzmán porque no le puso ganas en una salida de Serbia, donde por poco agarran a la representación costarricense mal parada.
Descanso entre birras
Cuando arrancó el segundo tiempo, la mayoría de aficionados se fueron a echar las birras, por eso muchas sillas del estadio se veían vacías. Incluso, algunos se perdieron los primeros cinco minutos, igual no pasó nada emocionante.
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Con el gol de Serbia, al minuto 56, el Machillo ni lo pensó mucho. Christian Bolaños se alistó y empezó a calentar frente al banquillo, lo que lo metió en problemas con el cuarto árbitro porque lo mandaba a sentar y él le decía que ya iba para adentro.
Al minuto 69 salía humo del banquillo nacional, el Machillo, Alejandro Larrea y Luis Marín estaban reunidos viendo a ver qué hacían, al final la decisión fue enviar a Daniel Colindres a la cancha.
El partido estaba intenso, la banca tica completita se puso de pie al minuto 76 para apoyar a los compas y levantarles el ánimo porque los serbios estaban llegando con peligro.
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Al final, hasta las esposas de los jugadores fueron protagonistas. La doña de Yeltsin Tejeda, Tamara Rojas, estaba inyectada apoyando desde la grada y a la par se vio a la señora de David Guzmán, Stacy Montero, un poco más tranquila, pero tal vez se acordaba de la torta que se jaló su esposo cometiendo la falta que terminó en el gol de Serbia.
La bronca del cierre del juego estuvo intensa. Kendall Waston fue un vivazo porque mandó un golpe, pero luego empezó a quitar gente en el banquillo. Esto después de que el asistente técnico Luis Marín cogió la bola y un serbio llegó a quitársela a la fuerza.
El espigado defensor se salvó que ni el videoarbitraje (VAR) vio su golpe, a pesar de que revisaron una jugada de Aleksandar Prijovic contra Johnny Acosta, para una posible tarjeta roja; sin embargo, al final no hubo expulsión.
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Aunque al final la peor bronca le quedó al técnico nacional, que deberá rescatar a la Sele ante la poderosa Brasil y Suiza.
Los reclamos de Keylor Navas y Bryan Ruiz después del pitazo final eran como gastar pólvora en zopilotes, el Halcón mejor jaló, entregó su camiseta al portero suplente de Serbia, que fue el avispado que se la pidió, y empezó a repartir saludos porque llegaban los ticos y rivales a darle la mano.