Hace 10 años, don Rafael Aguilar y su hijo Roy cayeron rendidos ante el encanto de un Chevrolet Apache que vieron en una cochera.
Aguilar, vecino de San Rafael de La Unión, en Cartago, manifestó que es aficionado a los carros de cajón antiguos y al ver el chuzo preguntó si estaba a la venta.
“Andábamos haciendo un mandado en Belén y cuando vimos el carro en la cochera preguntamos por él. El antiguo dueño, que era mecánico, nos comentó que estaba tratando de restaurarlo, pero tenía problemas económicos y entonces lo puso a la venta.
“Debía 17 marchamos, pero hay un reglamento que dice que pagando cuatro se puede poner al día y así lo hicimos para que estuviera en regla”, contó Aguilar.
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Cuando se lo llevaron para la casa, se dieron cuenta de que al apache no había que meterle mucha mano, ya que el anterior dueño estaba reparándolo y al día de hoy está como un ajito.
“Este carro lo trajeron al país en la década de los 80. El primer dueño era el papá del señor al que lo compramos y él se lo trajo rodando desde Los Ángeles, Estados Unidos.
“Es de dos puertas, tiene cabina sencilla, es automático, su motor es de ocho cilindros, conserva el radio original y es rojo. Tiene el color original, aunque nosotros le hicimos algunos retoques y sus asientos son negros y por dentro el carrito es rojo con detalles en blanco”, añadió.
Potentes
Don Rafael es técnico dental y comentó que a él y a su hijo les gustan este tipo de vehículos porque son potentes.
“Los ‘pick-ups’ antiguos fueron hechos para carga, esa es su fortaleza, entonces son muy potentes de la suspensión, las tijeretas, fueron hechos para carga. El ‘pick-up’ moderno es de mucho lujo y se le da un uso más familiar, no para trabajar.
“En nuestro caso, me gusta usarlo para hacer mandados, ir con él a la basílica de Los Ángeles y antes de que llegara la pandemia, lo mostrábamos en exhibiciones que se hacían en el centro comercial Novacentro, en Guadalupe”, recordó.
Don Rafael aseguró que no le gusta pasear con el Chevrolet cuando llueve.
“Cuando llueve el carro se empaña mucho, no es muy seguro, entonces prefiero sacarle el jugo para ir de compras y ahí la gente se vuelve loca, porque gusta mucho, les llama la atención.
“También es un carro que no se puede usar en las presas, tienden a calentarse mucho, porque son carros que fueron diseñados para calles libres, entonces evito sacarlo en los días que puede haber mucho carro en la calle”.
Una pasión
Don Rafael es papá de tres hijos, pero solo Roy heredó el gusto por los carros antiguos. Él y su papá asisten a reuniones para hablar de carros. En cambio, Olger y Paula, los otros dos hijos de don Rafa, prefieren las naves más modernas.
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“Tener un vehículo de estos te deja sensaciones muy positivas, más allá de la inversión. Siempre que ando en la calle la gente me saluda, me dicen adiós con la mano y es parte de lo bonito de tener un carro de estos.
“Recuerdo un día que andaba por el Registro Nacional y un tráiler me paró, pensé que había hecho un mal viraje y el trailero me dijo que quería tomarse una foto con el carro y conmigo y me sentí feliz de que aprecien este tipo de modelos”, expresó.