Fernando Ocampo tiene dos años y cinco meses como presidente de la Liga y ya tiene una gran deuda con la afición.
El abogado y su grupo de trabajo no han podido conseguir el título de campeón que se les resiste desde diciembre del 2013 y él, en lo personal, tampoco ha cumplido la promesa de apoyar los procesos con los entrenadores.
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Cuando el manudo pulseaba el cargo de mandamás rojinegro le dijo a La Teja que no sería como Raúl Pinto, exjerarca alajuelense que tuvo en su último año en la presidencia a cinco técnicos (Hernán Torres, Javier Delgado, José Giacone, Wilmer López y Guillerme Farinha entre junio del 2015 y noviembre del 2016 cuando dejó el cargo).
Sin embargo, parece que la mejor palabra es la que no se dice, porque Ocampo ya lleva ocho y la lista podría aumentar de aquí a noviembre del 2020 cuando se le acabe su mandato.
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“Yo soy un convencido de los procesos y me parece que a la Liga nunca le ha ido mejor que cuando ha respetado los procesos. Y la planificación a largo plazo es un elemento central”, contestó el presi a La Teja, el 24 de octubre del 2016, cuando se le preguntó si haría cumplir el contrato que tenía el técnico de ese momento, Guilherme Farinha.
“Me parece que el profesor Farinha ha estado haciendo un excelente papel y, repito, tiene un contrato, creemos en los procesos y estoy convencido de que el equipo va a pelear el campeonato en las instancias finales y sé que reforzándolo con elementos de nuestra cantera y otros traídos de afuera, el otro campeonato también”, volvió a decir el dirigente ante nuestra insistencia de si el portugués seguiría con el club pasara lo que pasara.
Al final, cuando Ocampo llegó al cargo, entre sus primeras decisiones estuvo la salida del entrenador luso, al que le ofrecieron otro puesto que no era el de técnico, porque ya tenían pensando traerse a Benito Floro, pero Farinha no estuvo de acuerdo.
Con Floro empezó el desfile de técnicos porque después de su despido le siguió Wilmer López, Rubén Israel, quien solo estuvo quince días en la Liga y se fue por un aparente problema de salud.
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Después llegaron Nicolás dos Santos, Luis Diego Arnaéz, Hernán Torres y el último que llegará es Andrés Carevic, al que casi nadie le tiene fe para que saque a flote el hundido barco rojinegro.
Carevic será acompañado en el cuerpo técnico por Mario Acosta, un viejo conocido suyo porque trabajaron juntos en ligas menores del Pachuca y era su mano derecha en Mineros de Zacatecas, su último club en México.
Acosta, al igual que Carevic, es desconocido aquí y la mayoría de su trabajo ha sido con futbolistas de 15 o 16 años.