Dicen que cuando nace un hijo, este viene con un bollo de pan debajo del brazo y parece que este popular refrán se cumplió a la perfección en la vida de Pablo Arboine, defensor del Deportivo Saprissa.
Desde hace tres años, el jugador y su esposa, Carolina Estribí, esperaban con ansias la llegada de la cigüena, pero fue hasta el año pasado cuando recibieron la buena noticia de que iban a ser papás. Desde entonces, la vida del jugador cambió radicalmente en el plano personal y profesional.
La esposa del central le contó a La Teja que el nacimiento de la pequeñita, llamada Esmay, coincidió con la contratación de Pablo en Saprissa y por eso, en este momento, el jugador no se cambia por nadie.
Arboine está más que realizado en el club morado y este miércoles enfrentará a su exequipo, el Santos de Guápiles, en el Ebal Rodríguez a las 8 de la noche.
Realizado. Pablo también habló de su etapa como papá.
“La verdad estoy muy feliz, era algo que estaba esperando desde hace unos años y ha sido una bendición para nuestras vidas, es mi pilar, mi teroso y cada día, cuando me levanta, es algo único.
“No te miento, es cansado, pero es algo que quería y sus primeros dos meses la disfruté montones, porque coincidió cuando terminó el torneo y es una etapa que no cambio por nada”, dijo.
Un sueño
- ¿Cómo se llama la bebé y cuánto tiene?
Se llama Esmay y nació en mayo. Fue un regalo de Dios, teníamos rato queriendo un bebé y con su llegada se han dado muchas cosas. La bebé nos ha traído felicidad. Cuando estaba embarazada se dio todo para que él llegara a Saprissa y es una bendición para nosotros.
Él no sabía hacer nada, ni cambiar un pañal (risas), pero desde el día uno se puso la 10 y la baña, le cambia el pañal, le alista el chupón. Esto lo pone muy feliz.
Ya la llevamos al estadio, la llevamos el 31 de julio en el partido contra Puntarenas, y él pudo salir con ella a la cancha y se le salía el corazón del orgullo. Estaba demasiado feliz porque era la primera vez que lo acompañábamos desde que nació la bebé.
Nosotros lo apoyamos en todo momento y ya Esmay tiene su mameluco de Saprissa para apoyar a papá en cada partido.
- ¿Cómo se siente Pablo en esta nueva etapa de su carrera?
Pablo está supercontento, es una persona que ha luchado demasiado, este es el sueño de él desde hace mucho tiempo. Tuvo la oportunidad de salir del país a jugar (en Noruega y Dinamarca), las cosas no se dieron como esperábamos, pero venía trabajando para tener otro chance y el tiempo de Dios es perfecto y está feliz.
Al inicio fue difícil porque pensaba mucho en la manera en la que lo podían recibir los aficionados, la prensa, pero ha trabajado a callado, ha sido perseverante y se le han dado las cosas.
- ¿Y cómo lo han recibido los saprissistas?
Pablo es muy fuerte mentalmente, muy concentrado, pero al inicio me metía a leer comentarios en redes y veíamos mensajes en que decían que jamás esperaban el fichaje de Pablo en un equipo como Saprissa, pero conforme ha ido jugando, ha demostrado su compromiso y lo han recibido muy bien, vemos mensajes muy positivos.
Vieras que fue demasiado gratificante, porque le ha costado mucho llegar donde está, ha tenido altos bajos y yo me siento orgullosa porque sé lo que ha trabajado extra para mejorar y con la llegada de la bebé se motiva más.
- El inicio del torneo fue un poco complicado para él, ¿cómo le ha ido con su adaptación en el club?
A él lo expulsaron el 6 de agosto contra Cartago y era de los primeros partidos, fue muy duro porque uno no espera que le pase eso, también cometió una falta de penal (contra Pérez Zeledón en la primera fecha) y me decía: ‘¿Qué mas me puede pasar?’, pero poco a poco va mejorando.
Ahora vivimos en Heredia y él, además de entrenar con el equipo, hace piscina y corre, porque sabe que si quiere rendir no puede quedarse con lo mínimo.