Román Elizondo Cárdenas convirtió su carro en una discomóvil con llantas y por eso ahora puede armar una buena fiesta en cualquier parte donde se pueda parquear.
Hace un año, este vecino de barrio La Emilia en Guápiles, le compró la nave a su hermana Irina. En ese entonces era un normal Toyota Corolla 2002, XLI E120 versión japonesa, con 4 puertas, motor 2ZZ y transmisión manual. Todo estaba muy original, incluso en motor y pintura.
Pero Román lo quería poner como un ajito en sonido y por eso no ha escatimado en gastos, ya le lleva invertidos casi ¢3 millones y le falta meterle para que este como lo desea.
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“Me encanta la música, escucho de todo tipo, me gusta armar ambiente en cualquier lugar donde esté”, dijo el dueño de este chuzo.
Después de todos los cambios que le ha hecho, confiesa que su hermana le dice que es otro carro, que si no lo cuida se lo va a quitar.
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¿Cómo saber si la transmisión automática necesita reparación? |
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Se pueden percibir algunas fallas cuando se conduce. Por ejemplo, cuando no se pasan todos los cambios o golpea al hacerlo, si escucha ruidos extraños en la transmisión o siente que pierde fuerza en la salida, incluyendo también la reversa. Igual, si el motor se revoluciona de más y el vehículo no alcanza la velocidad conforme a la aceleración también le causará consumo de combustible excesivo. Si nota un olor a aceite quemado o el vehículo no se desplaza al poner en marcha, todo esto es indicativo que requiere reparación inmediata", explicó Bryan Guido, mecánico automotriz (teléfono: 8603-5135). |
“Desde que ella (su hermana) lo compró me gustaba porque es una versión diferente de Corolla, no es tan común como las otras versiones y siempre me llamó la atención, pero hasta que ya decidió cambiarlo y comprar uno nuevo pude. Resulta que iba a entregarlo en la agencia, pero se lo recibían muy barato, entonces me dijo que para darlo así mejor me lo vendía a mí, le pague primero una parte y después nos acomodamos con el resto”, contó. Así que le salió bonito el negocio a Román.
Elizondo es operador de equipo pesado y a sus 33 años le encanta andar en su carrito y que en cada semáforo la gente se le piropee porque con mucho esfuerzo lo ha convertido en una belleza.
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“Tiene, a parte del audio, un sistema de luces propias para la actividad. Ahorita el proyecto lo tengo frenado porque me falta una parte para terminarlo, estamos trabajando para de aquí a fin de año darlo por concluido”, indicó.
La salvada de este guapileño es que tiene un compa que se las sabe de todas, todas en este aspecto y le consigue lo que ocupa, porque algunas piezas las trae de Panamá y otras de Brasil.
“Honestamente no pienso deshacerme del carro porque se le ha metido mucho en luces, aros, en la apariencia... Nadie le va a dar el valor que uno le da, es un carrito que me puede acompañar por mucho, mucho tiempo”, señaló.