Aunque a los fanáticosenvenenados les cueste entenderlo, lo peor que le puede pasar a la industria local del fútbol, que no es la octava maravilla del mundo, es que la Liga y Saprissa anden mal.
Si para los morados hoy es una sabrosera disfrutar lo que le pasa a su archirrival, y lo mismo pasaba con los manudos previo a la llegada del mexicano Jorge Vergara, cuando Saprissa daba pena, lo ideal en todo sentido, es que el León y el Monstruo estén sanos y pochotones.
Las fuertes denuncias hechas por Wílmer López ojalá sean bien aprovechadas por la institución rojinegra para empezar a curar su enfermedad. Los síntomas nadie los había expuesto con tanta crudeza, realidad y transparencia. El Pato tiene toda la autoridad moral para denunciar y ocuparse de buscar la cura, pero necesita ser bien acuerpado por una directiva que debe dejar el fanatismo de lado y cortar de tajo a los cabecillas, sean quienes sean.
El apoyo dado a López con la separación de Mauricio “Chunche” Montero es una muy buena señal.
Y aquí no se trata de un pulso de ídolos entre el Chunche y El Pato, todo apunta a sanear la institución rojinegra para que llegue lo mejor posible a su centenario.
La decisión de Wílmer de alejar a Montero, a pesar de la amistad que los une, fue muy sabia. Mauricio nunca quiso entender que él era el segundo de abordo y confundió gordura con hinchazón.