El taxista Richard Arias Ugalde se da gusto cuando le mete el pie al acelerador de su Nissan 1200 modelo 1988 sobre la pista del Parque Viva en La Guácima de Alajuela, donde todas las noches de piques ilumina su recorrido con su querida Centella amarilla.
Richard, quien es alegre por los cuatro costados, forma parte de la fiesta de picones que suele reunirse todos los lunes a llenarse de adrenalina y demostrar su amor por los autos, la velocidad y las emociones aceleradas.
“Yo vengo muy seguido a picar y a probar mi carro, sobre todo para quitarme un poco el estrés. Soy taxista, así que después de tirarle duro a la manejada es bueno venir aquí a pasarla pura vida”, comentó el alajuelense.
Arias señala que su chunchito le robó el corazón y que por eso lo chinea como si fuera un hijo.
“Es mi chineado y siempre que tengo tiempo lo reviso con cuidado para que esté lo más tuanis posible, para que en la pista no me deje botado”, explicó Richard.
“Estos carros traen un motor 1200 de fábrica, pero cuando lo compré hace seis meses le habían quitado el original, por lo que ahora jala un con motor Silvia 2000 centímetros cúbicos, lo que me permite picar muy rico”, manifestó Arias Ugalde.
Para el picón la idea es incorporarle poco a poco algunas extras al chuzo para que rinda puras tejas.
“Claro que uno desea mejorarlo cada día más, ahora estoy haciendo un ahorro para ponerle nitrógeno, porque es algo que me llama la atención”, contó.
La Teja conversó con este fiebre para conocer más sobre su chuzo y su gran pasión.
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–¿Qué busca con ponerle nitrógeno a su auto?
Lo que busco es que el nitro le va a dar a uno más posibilidades de ganar en los piques.
–¿Cuesta mucho dinero?
Sí y no, porque hay unos que son baratos y rondan los 300 mil colones, pero existen otros que son más caros, pero con el primero es suficiente para lo que uno busca en el Parque Viva.
–¿Qué dice su familia al respecto?
Ahora vivo con mi mamá, ya que estoy separado. Además tengo un hijo de cinco años que se llama Fabio y lo voy a traer este sábado porque vamos a tener un fin de semana de piques. A mi hijo a veces lo traigo por aquí, pero cuando la noche no está muy ventosa.
–¿Su mamá le pide que no asista a los piques?
Yo siempre le digo que vengo para los piques, pero no me dice nada, solo se me queda viendo.
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–¿Acostumbra a venir solo a los piques?
No, casi siempre vengo con varios amigos y picamos entre nosotros para medir como están los carros de cada uno. Luego del primer pique hablamos de lo que tenemos que mejorar.
–¿Apuestan algo cuando hacen esos piques?
No, hasta el momento no lo hemos hecho, pero ahora que usted me lo pregunta la verdad es que es una muy buen idea, así que aunque sea un fresco para apostar les voy a proponer a los compas para que los piques tengan más sentido.
–¿Qué viene a corto plazo para la Centella manuda?
Tengo varias en mente, pero no he definido con claridad lo que quiero hacer. Primero quiero probar para luego tomar una decisión sobre los cambios que podría hacerle al carrito.