Don Marvin Martínez y doña Marta Castro son parte de los miles de nicaragüenses que se han venido a Costa Rica en busca de un mejor futuro.
Al llegar a Tiquicia, se radicaron en Pozos de Santa Ana y un 30 de marzo, pero hace 23 años, tuvieron a su hijo Carlos Manuel.
Con el tiempo, al chamaco le gustó el fútbol y en el día de su cumpleaños podría realizar uno de los sueños que tuvo desde que empezó a patear bola: defender como titular la camiseta de la selección del país en el que nació, algo que esperó con paciencia.
Carlos tiene las dos nacionalidades, la nicaragüense y la tica. Incluso, por mucho tiempo la bicolor lo pulseó para que integrará su selección mayor, lo buscó y lo buscó, pero la ilusión de vestir la camiseta tricolor era muy fuerte y por eso sus familiares fueron los primeros en recomendarle que esperara.
“Me siento bastante tranquilo y satisfecho con la decisión que tomé, fue bastante difícil pues mi familia es totalmente nicaragüense, yo soy el único costarricense, pero todos sabíamos que mi sueño era jugar con la de Costa Rica, por eso tomé la decisión, junto con mi familia, de esperarme.
“En ese tiempo (cuando Nicaragua lo convocó el año pasado) yo estaba en la (selección) olímpica y sentía que tenía posibilidades en la mayor tica y gracias a Dio se dio. Siento que tomé una decisión bastante buena”, destacó este martes orgulloso.
Entre los factores que inclinaron la balanza para quedarse con el combinado de este lado del San Juan fue el caso de Óscar Duarte, quien sí nació en Nicaragua, pero que vivió en nuestro país desde niño y con el tiempo terminó convirtiéndose en unos de referentes de la Tricolor, con dos Mundiales encima.
Al ver ese espejo, Martínez se ilusionó, pensó que si Óscar lo logró, él también podía. Además que lo que estaba haciendo en su club, San Carlos, le daba para pensar que tenía la calidad.
“En mi familia todos conocen a Duarte y siempre me pusieron ese ejemplo, me decían: “Véalo a él, siendo nicaragüense”. La verdad que sí me motivó. Siempre lo veía bastante a él, lo seguía. Pensaba que si lo de Costa Rica no llega, pues bueno, al menos lo intenté. Si él pudo llegar, ¿por qué yo no?”, comentó a La Teja al consultarle sobre su referente.
A Carlos hasta le sorprendió un poco el llamado de los pinoleros, pero lo agradeció.
El santaneño tiene otra particularidad, ya que no salió de ningún club local, él se formó en la academia internacional Aspire Football Dreams, un proyecto que recluta a talentos destacados de todo el mundo en edades tempranas, luego los forma y los coloca en distintos clubes a nivel mundial.
Gracias a la academia, estuvo en el fútbol de Bélgica en el 2017 y el 2018, en 2019 fue cedido a préstamo en el fútbol nacional, donde jugó con Guadalupe, después San Carlos compró su ficha por tres años.
Buen nivel
Ante El Salvador, Martínez tuvo su debut con la Tricolor, entró al minuto 73 por Keysher Fuller para reforzar la lateral derecha.
Ante Estados Unidos se le abre otra ilusión, ser parte del once estelar, dado que el florense, quien fue titular en El Salvador, es de los jugadores con amarilla y seguramente lo van a cuidar para que no corra el riesgo de perderse el repechaje.
“Es un partido bastante importante, sabemos la situación de las amarillas. Al final si estamos acá en la selección es por algo, no venimos solo a llenar un espacio, venimos a jugar y ser parte del equipo. Estoy esperando el partido, ver si nos dan la oportunidad y al que le toque jugar sé que lo hará bien.
“En una selección el talento es algo que tienen todos, pero creo que lo mental al final ayuda mucho también. Los jugadores que tenemos al lado, de mucha experiencia y gran categoría como Keylor (Navas), Bryan (Ruiz), Celso (Borges), nos ayudan mucho a todos. Mentalmente uno se siente tranquilo”.
En San Carlos, su técnico Douglas Sequeira lo tiene de titular indiscutible y ha dicho sin temor, en conferencias de prensa, que para él es el mejor lateral derecho del país y que tiene un futuro muy grande por delante.
El Esqueleto de hecho es el que lo llevó a la selección sub-23. Al final Martínez no fue al preolímpico de Guadalajara, México, de hace un año, pero por una lesión, porque era titular de aquel cuadro.
Con el orgullo de tener esa mezcla de sangres como muchos en Costa Rica, Carlos quiere escribir su propia historia y demostrar el porqué la espera, en su caso, valió la pena.