En la Liga los aficionados se han acostumbrado a llevar palo y sufrir más de la cuenta en los últimos torneos y este no ha sido la excepción, ya que al cuadro rojinegro las cosas se le han complicado más de la cuenta.
En el Llano de Alajuela parece que sus aficionados no tienen derecho a sacar caja o de rajar por algún resultado, pues la ilusión se les vuelve a apagar muy pronto, así que cuando parecía que habían quitado las piedras del camino se les viene encima una cabeza de agua que los enfría de un solo toque.
El empate ante el Saprissa el sábado pasado, por ejemplo, le quitó al León la posibilidad de tener el destino en sus manos y ahora nuevamente depende de otros marcadores para pulsear la clasificación, sin olvidar que están obligados a ganar ante Carmelita, Herediano y Guadalupe.
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En el panorama actual, al máximo puntaje al que pueden acceder los rojinegros es a los 36 puntos, mientras que sus rivales directos como Herediano y Cartaginés podrían llegar a 37 y el Saprissa a 38.
Para meterse en la fiesta grande del fútbol tico, la Liga también necesita que los florenses dejen puntos en al menos uno de los partidos que le restan ante Santos y Pérez Zeledón, que Cartaginés pierda ante San Carlos o Santos o que el Saprissa se caiga ante la UCR o Grecia.
A todo eso hay que sumarle, que la Liga no podrá recibir al Team en el Morera Soto, debido al castigo de un juego que le aplicó el Comité Disciplinario a la Catedral, por los desórdenes que hicieron sus aficionados durante el clásico.
“El resultado ante Saprissa lo vemos como una perdida por todo lo que se había generado, es un golpe duro, pero también vemos el otro punto, todas las cosas que hemos sacado con ese montón de falencias, pero hay que seguir”, destacó el defensor Allan Mirada.
A los manudos les urge recuperar figuras lensionadas y sancionados para tratar de dar la pelea en el cierre del torneo. Por ahora, recuperan al portero Patrick Pemberton, quien podría jugar este domingo ante los carmelos o Jonathan Moya que esperan tenerlo listo para el cierre ante Guada el 28 de abril.
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“Pues nunca hay que perder la fe, hay que poner todo en manos de Dios, la situación cambió, porque antes dependíamos de nosotros y ahora no, por lo que hay que esperar resultados y tratar de ganar todos los juegos que tenemos pendientes, porque de nada sirve que se nos den otros resultados, si nosotros no cumplimos con lo nuestro”, comentó el atacante Jonathan Moya.
El camino de la Liga para meterse en semifinales está más rudo que armar un cubo Rubik con una mano, pero mientras haya vida hay esperanza y los manudos van a pulsearla hasta el final, pero a que todo está en su contra.