Cuando Henry Sanabria llega con su chuzo Suzuki LJ 50 modelo 1969 al parqueo de la Junta de Protección Social en San José, lugar donde trabaja, siempre llama la atención, ya que su carro es el que se roba las miradas cuando la gente lo ve entrar.
Cuando este vecino de Tres Ríos de La Unión habla sobre su carrito es como si se hubiera pegado la lotería, el lotto y el acumulado al mismo tiempo, porque asegura que no lo cambia por nada.
Henry tiene solo 31 años, pero le encantan las naves viejitas como estas, así que cuando la consiguió, después de buscarla por bastante tiempo, no la piensa aflojar por nada del mundo. Además, este es el carrito que va a trabajar todos los días.
Sanabria nos contó el porqué está nave con motor 1000 c.c. de cuatro tiempos es tan especial para él, así como los motivos por los cuales nunca la vendería.
–¿Cómo fue que consiguió el carro?
Se lo compré a un señor que tiene una venta de baterías, su papá lo había comprado de agencia y él se lo dio al hijo, quien me lo vendió a mí.
¿Por qué le llamó tanto la atención?
Yo tengo otro carro grande, un Suzuki Samurai 88 y desde chiquillo me gustaron este tipo de carros por lo que cuando se presentó la oportunidad de comprarlo, ni lo dudé. Además me gustó desde que lo vi. Lo compré en millón y medio de colones hace dos años.
–¿Le tocó convencer al dueño o el negocio se dio rápido?
Había mucha gente detrás de ese carro, desde hace años había varias personas con ganas de comprarlo, pero el dueño no lo vendía por un tema sentimental, ya que se lo dio el papá. Por dicha mi papá lo conocía y fue a través de él que conocí al dueño. Duré un par de días en convencerlo.
–¿Qué le ha modificado?
El motor original de este carro es 800 centímetros cúbicos y se le cambió y se le adaptó por un motor 1000 Suzuki, cuatro tiempos, de caja de cuatro velocidades, básicamente es lo único que le he cambiado, así como el mantenimiento de los frenos, ya que como es un carro viejito no tiene discos de frenos y lo que tiene son tambores, por lo que cuesta afinarlo un toque más.
–¿Es de chinear mucho a la nave?
Sí claro, cuando le toca lavado, cada 15 días, sacó por lo menos toda una mañana para hacerlo, porque me gusta hacerlo a mí, la mayoría de cosas trató de hacerlas por mí cuenta. Los dos los carros los tengo bien chineados.
–¿Qué le dice la gente cuando ve el carro?
Como son carros que casi ya no se ven, me dicen que está muy bonito y me preguntan por los cuidados que le doy. Generalmente le toman fotos y hasta videos.
–¿En el parqueo de la Junta fijo llama la atención entre el resto?
Claro, se ve como un carrito de juguete entre el montón de grandes que hay aquí en la junta, se ve como el carro de un chiquillo.
–¿Le salió buenísimo el carro entonces?
Claro que sí, no tengo queja alguna ni tampoco me falla mucho, es el carro que me mueve a todo lado sin ningún problema. Lo tengo para ir a lugares cercanos, lo más lejos que he ido es a Turrialba.