Brasil estaba muerto, México estaba por coronarse campeón del mundo sub-17 en casa ajena, pero en el último minuto apareció Lázaro y resucitó a los locales al marcar el 2-1 definitivo.
Era una final de pesos pesados en la categoría. El Tri buscaba su tercer título, mientras que la Seleção amarró su cuarto título en su historial en siete finales disputadas.
No fue muy jamón para los de casa, la Copa del Mundo era en suelo brasileño y la final se disputó en el Estadio Walmir Campelo Bezerra de la ciudad brasileña de Gama, pero los aztecas no se intimidaron.
Los aztecas se fueron arriba cuando Bryan González con un gran cabezazo, al minuto 66, sacudió las redes y silenció a los miles de brasileños que estaban en las gradas.
Al 84, por la vía del penal, empató Kaio Jorge. Una jugada que el árbitro central necesitó revisar con el VAR para no cometer un grave error que beneficiara a los de casa.
Y cuando ya todo el mundo estaba haciéndole números a los tiempos extra y hasta a los penales, apareció Lázaro (90+3) y de derecha levantó al nuevo campeón del mundo.
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Brasil se sacó el clavo porque en Perú 2005, la representación azteca se proclamaría campeón superando en la final a los sudamericanos 3-0.
El nuevo rey sub-17 del planeta ganó la corona sin conocer la derrota. En la primera fase se echó a la bolsa a Angola, Nueva Zelanda y Canadá. En octavos la víctima fue Chile, en cuartos mandaron para la casa a Italia y en semifinales despacharon a Francia en una remontada no apta para cardíacos, ya que perdían 2-0 y ganaron 3-2.