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Video: Atleta Juan Diego Castro pule su talento en el más alto nivel de EE. UU.

Atleta repasó el año y medio desde que dejó Tiquicia y se fue a una universidad de Estados Unidos

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El tico se ganó un espacio en el camerino de los Cowboys, como se llaman los equipos deportivos de su universidad. Foto: Cortesía.

Hace un año y medio el atleta costarricense Juan Diego Castro comenzó una aventura que cambió su vida personal y deportiva.

El joven, de 19 años, fue admitido en la Universidad de Oklahoma State, una de las mejores para desarrollar atletas en todos los Estados Unidos. En ese centro de enseñanza lleva dos carreras: Administración y Mercadeo.

Está iniciando el cuarto semestre y a la par de los estudios pule sus habilidades como atleta.

En una conversación con La Teja, este domingo 2 de febrero, definió con claridad sus metas: llegará tan lejos como se lo proponga.

Ese mismo día estableció un récord centroamericano. Corrió la milla bajo techo e hizo un tiempo de 4:03:35.

(Video) Así es la vida de Juan Diego Castro en Oklahoma State

¿Cómo ha sido el cambio que ha vivido en este año y medio?

Duro, mucha gente cree que es así no más, pero no, cuesta bastante adaptarse a la vida en general. Con el inglés no tanto porque ya lo hablaba antes de llegar, además he tenido que balancear el estudio con correr.

Siempre he estado acostumbrado a correr solo, es como lo hacía, pero hacerlo en equipo es mejor. Tiene su ciencia, hay que saber adaptarse porque todos estamos en momentos diferentes, hay que saber cómo individualizar tu trabajo, tiene que ser un balance de ambos (lo grupal y lo individual) para sacarle provecho.

Juan Diego se relaciona en la U con atletas de diversas nacionalidades lo que le da un roce incomparable. Foto: Cortesía.

¿Cómo le va viviendo solo?

Antes de irme mi mamá me enseñó y me ha ido bien. Realmente no tengo mucho tiempo, lo que hago es que cocino una o dos veces a la semana un montón y lo meto en tarros en la refri; por mi rutina no me da tiempo de cocinar todos los días. Hago cosas simples y saludables, como pastas o pollo.

Lo que me tocó fue aprender a cocinar, en lo demás uno se va enseñando solo, toca hacerlo sí o sí. Siempre he sido muy independiente, me gusta hacer las cosas por mí, entonces esa parte no ha sido tan complicada.

¿Con la cocinada qué tal le va?

Antes de irme mi mamá me enseñó y me ha ido bien. Realmente no tengo mucho tiempo, lo que hago es que cocino una o dos veces a la semana, cocino un montón y todo lo meto en tarros en la refri; por mi rutina no me da tiempo de cocinar todos los días. Hago cosas simples y saludables como pastas o pollo.

Juan Diego Castro lleva año y medio en la universidad de Oklahoma State.

¿Cómo es su rutina diaria?

Un día normal empieza levantándome a las 6:30 a.m, me alisto y me voy con los compañeros a hacer la primera sesión del día, que puede ser piscina, elíptica, bici o a veces correr. Eso es por unos cuarenta minutos. Dos veces a la semana toca gimnasio, que lo hacemos ahí mismo, a eso de las nueve de la mañana.

Me baño en la pista porque no me da tiempo de volver a la casa, desayuno y me voy para clases, en el bulto llevo mitad de cosas de la U y mitad ropa sucia. A clases llego como a las 9:45 a.m. y hasta la 1:30 p.m., depende del día.

Luego de clases me tengo que devolver a la casa rápido en el bus de U, me voy a la pista porque tengo entrenamiento a las 2:30 p.m. y como hasta las cuatro y pico, después me toca ir a terapia, a hacer unos ejercicios de prevención. Voy terminando como a las 5:30 p.m., me voy a cenar y en la noche me toca hacer tareas como hasta las 9 p.m. Luego me acuesto.

Las rutinas del tico no son jugando, el esfuerzo es bien grande, sin embargo Juan Diego confiesa vivir un sueño. Foto: Cortesía.

Sin disciplina es imposible cumplir esa agenda...

No creo que sea posible, tengo que mantenerme siempre al cien por ciento en plenitud de condiciones en ambas áreas y respetar ese horario. Si a uno le empieza a ir mal en la U, le empieza a ir mal en todo, igual si me va mal en correr. Todo se cae al mismo tiempo si uno falla.

¿Su manera de ser y la mentalidad tan disciplinada es lo que lo tiene ahí?

Yo creo que sí, por supuesto, pero es algo que he aprendido con los años; no siempre fui así, cuando empecé a correr y tenía doce años era más relajado, como cualquier otro muchacho de esa edad. Creo que si a uno le gusta algo, uno se disciplina solo, si uno se pone meta, todo empieza a darse en cadena. Cuando hay una meta en la cabeza, la disciplina aparece por su cuenta, porque uno entiende que las cosas se logran solo de una manera.

La pista privada de Oklahoma State es la ideal para sus entrenamientos. Foto: Cortesía.

¿Esa disciplina y vocación son tal vez lo que hacen una diferencia entre usted y otros atletas ticos?

Puede ser, puedo decir que siempre fui un poco diferente, extremadamente exigente conmigo. No sé de dónde salió, pero nunca he estado conforme. En mi vida deportiva solo dos veces he estado conforme con el resultado de una carrera.

¿Cuáles han sido esas veces?

En un Centroamericano, cuando tenía 15 años y después en una prueba de 1500 de un campeonato nacional mayor, en el 2016. Después, todas las otras veces, siento que pude haber corrido mejor, absolutamente en toda carrera, ni siquiera en Kenya cuando quedé cuarto (en el Mundial de Atletismo sub-18). Yo quería ganar, me decía: ‘si llegué a la final, tengo que ganar’, pero no se dio.

En este edificio Juan Diego pasa gran parte de sus días, acá es donde está el dormitorio donde vive.

¿El sábado pasado, cuando hizo un récord centroamericano, no quedó contento?

Es progreso, fue mi mejor marca personal, pero me estresa mucho que aún tengo que dar mucho más en esa prueba (carrera de una milla). Pude ser mejor tácticamente y no se dio, también creo que es parte de la motivación que me queda para seguir y darle y darle. Nunca quedo conforme, es un ciclo bueno, pero tampoco puede ser muy sano.

¿Qué le ofreció Oklahoma para irse a su universidad? ¿Qué le da para convertilo en un atleta de alto rendimiento?

Facilidad de acomodar el entrenamiento a las clases y no al revés. Me dan todos los implementos para correr, terapia todos los días en cualquier momento que necesite, oportunidades para competir en eventos del más alto nivel, como el del sábado. Me ayudan en cualquier cosa que necesite, lo que realmente necesite. Oklahoma State fue el mejor programa de fondo y medio fondo por cuatro años seguidos en todo Estados Unidos en los últimos años.

Lo que me llamó mucho la atención es que el entrenador que logró eso por cuatro años seguidos, es el mismo que está ahorita y se quedará acá hasta que se pensione. Se llama Dave Smith, él me llevará todos mis años acá (Juan Diego se graduaría en el 2023), sabe lo que me conviene y cómo conseguirlo. Es uno de los mejores de Estados Unidos.

Los diversos lugares de entrenamiento fue una de las cosas que sedujo a Juan Diego en Oklahoma. Foto: Cortesía.

¿Con qué cuenta la universidad en cuanto a instalaciones?

Tenemos una pista solo para nosotros, hay un edificio con casilleros, baños, una sala gigante con un tele, sillones, piscina caliente y fría, una sala de fisioterapia con hidratantes y barras de proteínas. Todo lo que se pueda imaginar.

Son condiciones impensables en Costa Rica.

Pues sí, pero ahí está el detalle, la gente puede pensar que así es muy fácil, pero a como te dan es el nivel de exigencia. Y sí, es muy, muy, difícil mantenerse (en un nivel alto) con todo lo que le exigen a uno. En mi caso, al ser atleta internacional y tener beca completa, no hay errores que se acepten. Cero, ningún error es aceptado.

La camiseta del Saprissa es uno de los artículos que el hombre se llevo a Estados y la usa de vez en cuando en eventos deportivos. Foto: Cortesía.

En Costa Rica los deportistas se equivocan y se dice que es normal, que es parte de su desarrollo y que seguirá pasando porque son humanos ¿Usted comparte eso?

Obviamente todos cometemos errores, la cosa es cuántas veces. La primera vez está bien, la segunda ya no, así se lo ponen a uno acá y dicho y hecho. En mi primer año acá cometí errores y ya, no los volví a cometer, es algo que me dejaron muy claro

¿Qué pasa con los atletas que no cumplen en ese nivel?

Pues no los sacan porque no te pueden quitar una beca otorgada por eso, pero sí te dejan de lado y no te convocan a eventos ni a nada. La única manera en que te pueden quitar una beca es fallar un control doping y con eso me refiero no solo a sustancias prohibidas de rendimiento, sino a alcohol y a marihuana y nos los hacen a cada rato, mínimo una vez cada tres semanas y, lógico, no sabemos cuándo.

Juan Diego tiene muy presente uno de los objetivos por los que lucha, lo cual en ocasiones lleva escrito en el brazo mientras corre. Foto: Cortesía.

¿Qué planes y expectativas tienen la universidad y su entrenador con usted?

En mejorar mis marcas y que ellas me lleven a donde sea que pueda. No voy a poner ninguna referencia. Mi entrenador me dice que puedo llegar tan lejos como me lo proponga. Así es como lo vemos nosotros. Depende de qué tanto empeño le ponga.

Este es un año olímpico, ¿cómo lo siente?

Igual, veré marcas y que lleven a donde sea. Si las supero es que estoy dando mi mayor esfuerzo, aún no estoy clasificado a Tokio, el año pasado fue difícil porque estuve lesionado y perdí mucho chance, el sistema es por puntos y por la lesión perdí una cantidad inimaginable de puntos. No estoy cerca ni lejos de clasificar.

La integración con sus compañeros de equipo y clases ha sido puras tejas. Foto: Cortesía.

¿Cuándo quedaría definido si se clasifica o no a Tokio?

En junio, depende de cómo esté el ranking y de la clasificación que tenga en ese momento. De momento hay muchas pruebas en medio.

Si no me dan los puntos tampoco me echo a morir, me enfocaría de una en el Mundial mayor del 2021 en Estados Unidos y el Mundial bajo techo, que lo pasaron para el otro año y sería en China. Son eventos del mismo nivel de las Olimpiadas.

Sergio Alvarado

Sergio Alvarado

Periodista de La Teja, especializado en deportes. Graduado de la Universidad Internacional de las Américas.

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