El 20 de agosto anterior fue el mejor día en la vida del pequeño Lucas Padilla, pues pudo conocer un lugar al que quería ir desde hacía mucho tiempo: el estadio Ricardo Saprissa.
La Cueva cumple este sábado 50 años y este tipo de historias son las que hacen mágicos a los estadios.
Lucas tiene apenas 6 añitos, pero gracias a su papá Josafat se ha enamorado de los colores morado y blanco y por eso, el día en que el Monstruo jugó contra Pérez Zeledón en la Cueva, no pudo disimular la emoción, al ver que estaba en la casa de los saprissistas, su casa.
6 años tiene Lucas.
El martes anterior, el volante Christian Bolaños compartió en su cuenta de Twitter un video en donde se ve a Lucas entrando al estuche, con la boca abierta y asombrado porque sus papás le cumplieron el deseo. Semejante imagen tan linda se hizo viral en un dos por tres.
“Vean qué bonito un ejemplo de cómo se bautiza a un morado... Primera vez en la Cueva, mi amiguito Luca no cabe de felicidad”, escribió Bola sobre el video.
Ena-morados
El papá de Lucas, Josafat Padilla, contó a La Teja que habían llevado al chiquitín al Ricardo Saprissa, cuando era un bebé.
“Creo que soy morado desde antes de nacer. Mi papá, Juan Carlos, me llevaba a sombra, que era lo que se podía pagar en ese tiempo, cuando tenía 6 años. Soy de ir al estadio y uno trata de transmitir este sentimiento a los hijos.
“A Lucas lo llevé al estadio, pero estaba muy pequeño, entonces lógicamente no se acordaba. Se vino la pandemia y conforme fue creciendo tenía más conciencia, se hizo fiebre del fútbol y me dijo varias veces que quería ir a estadio, pero no se podía”, contó.
El orgulloso tata aseguró que está retomando las visitas al estadio y le gusta ver los juegos en platea oeste; sin embargo, no había llevado a su hijo al reducto tibaseño.
“Mi esposa Kirsten es saprissista, pero no es futbolera. Antes de que Lucas naciera ya tenía su ropa de Saprissa, su bola y la primera vez que llevé a Lucas al estadio fue cuando tenía dos años.
“Él pasa mucho tiempo con los abuelos (Javier y Jacqueline) y aunque no son morados, respetan el gusto de Lucas y le inculcan el amor por Saprissa. Lo acompañan a ver partidos por tele y le compran sus uniformes”, recalcó.
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En la casa de la familia Padilla, en Escazú, no pueden faltar las bolas y las fotos representativas al Monstruo. El chiquitín tiene una bola autografiada por Bolaños, una camisa firmada por algunos jugadores y hasta una foto con el Monstruo, al que se encontraron en el pasado Comic-Con.
“Su gusto por el fútbol va desde lo local hasta clubes internacionales. Se sienta a ver partidos conmigo y él se emociona. Como saprissista se enoja cuando perdemos, lo vacilan y él sigue defendiendo al equipo, más pequeño lo hacían dudar, lo quisieron volcar, pero morado que se respeta no va a permitir eso”, dijo entre risas.
El tan esperado día
El 20 de agosto, el Sapri jugaba contra Pérez Zeledón y Josafat vio la oportunidad perfecta para que Lucas conociera el Ricardo Saprissa.
“Ese día compré las entradas y le dije ‘¿sabes para dónde vamos?’ y no lo podía creer. Me dijo ‘Papi, ¿en serio?’ y una hora antes de irnos ya estaba listo. Pasaba preguntando a qué hora nos íbamos y hasta me dijo que había que sacar plata porque había que comprar comida dentro del estadio”, contó Josafat.
El camino al estadio fue tranquilo y conforme fueron llegando a San Juan de Tibás la emoción en el pequeñín era incontrolable.
Hey vean que bonito un ejemplo de como se bautiza a un morado... Primera vez en la cueva mi amiguito "Luca" no cabe de felicidad! @SaprissaOficial 😈 pic.twitter.com/2hVq7iSbUZ
— Christian Bolaños N.🇨🇷 (@BOLACRIS7) August 23, 2022
“A mi esposa le dijeron que Lucas podría salir con los jugadores y cuando escuchó eso se volvió loco, íbamos tallados de tiempo y yo me bajé con él para que llegáramos a tiempo. Yo lo iba grabando mientras entraba al estadio.
“Cuando ya llegamos estaba impactado al ver la cancha, me decía ‘Dios mío no puede ser’ y se fue corriendo hasta el final de la platea, se llevaba las manos a la boca de la impresión, no lo podía creer. Yo estaba superorgulloso, Lucas es un niño muy emocional y durante el partido lo disfrutó montones”, señaló.
Durante el juego contra los guerreros, el chico no se quedó quieto y cuando terminó le dijo a su papá que se estaba quedando afónico.
“Pensé que tal vez el partido se le podía hacer largo, pero todo lo cantó, obviamente porque yo lo he cantado, aplaudía y cuando terminó el primer tiempo me dijo que se había acabado demasiado rápido.
“Ya probó y creo que esto de ir al estadio se convertirá en una regla. Creo que lo podré llevar los fines de semana, porque entre semana debe dormirse temprano para ir a la escuela”.
— Josafat Padilla, papá de Lucas.
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“Para el segundo tiempo, me dijo ‘ya es imposible que nos ganen’. El portero de Pérez hizo unas tapadas y le gritaba ‘ya te metieron tres y atajás, ahora sos buenísimo’. La verdad estaba impresionado”, expresó.
Inolvidable
El pequeño Lucas nos contó su experiencia en el estadio.
“Lo que más me gustó fue salir con los jugadores. Iba con (Kendall) Waston y también me gustó conocer la cancha y comer palomitas”, dijo.
El chiquitín contó que el jugador que más admira en la “S” es a Bolaños, pero tampoco le pierde el rastro a Mariano Torres y a nivel internacional admira a Cristiano Ronaldo, Kylian Mbappé, Neymar y Keylor Navas.
“Fue el mejor día de mi vida”, dijo el alumno de primer grado.
Su papá también comentó que el día en que conoció a Bola, Lucas quedó marcado.
“Él lo ve, lo busca si no está en la cancha, lo sigue.
“El momento que marcó mi vida fue cuando conocí a Evaristo Coronado, estaba haciendo una entrevista afuera del estadio, yo iba saliendo con mi papá y me le guindé en una pierna. Él me alzó y me dijo ‘hola, moradito, ¿cómo estás?’ y fue un momento inolvidable”, recordó.