Cristian Mora, un vecino de Jocotal de Aserrí, allí donde se hacen las ferias de esa rica fruta, añoraba tener un carro como el de su abuelito, un Land Rover, serie 3, modelo 1980, de diésel.
No era para menos, pues en un chuzo de esos fue con el cual, él y algunos primos, aprendieron a manejar. Fue en el carro del abuelito Herminio Mora (qdDg).
O sea, Cristian y sus familiares aprendieron a manejar en un carro hidráulico, lo que según él, los convirtió en los mejores choferes de hoy en día en el pueblo, pues pasar de eso de las direcciones hidráulicas a las mecánicas no fue nada.
El carro del abuelo era tan especial para todos que cuando el abuelo se iba y dejaba el carro, los nietos se iban a la casa, lo encendían, daban una vuelta y luego lo dejaban como lo encontraron. Y esa clase de recuerdos fue lo que motivó a comprar un carro igual.
Pulseó el del abuelo, pero es un señor que lo tiene muy bien cuidado, entonces siguió buscando hasta que encontró el carrito que sería el suyo.
“Muchacho de Dios, tenía 14 años, y tenía que guindarme de la manivela para dar una vuelta cuando eran muy cerradas porque tenía que echar para adelante y para atrás”, recordó Mora.
“Todos aprendimos en ese carro y desde niño me quedó que cuando yo tuviera platica y me comprara un carrito, iba a hacer como el del abuelo, porque me recuerda la niñez”, expresó.
“Este carro me trae recuerdos de mi familia, de mi infancia. Le tengo un aprecio muy grande y mucho cariño”, añadió Mora.
El carrito funciona a la perfección y a veces se van a pasear en el chuzo, a zonas altas como a Cangrejal de Acosta.
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“No le tenemos nombre, solo el cariño que uno lleva por dentro. Tengo dos hijos, están muy pequeños, les gusta el carro, pero no saben manejar aún, estamos en eso”, contó.
Por supuesto que cuando ven el carrazo en la calle llama la atención de la gente y lo paran y no falta quien le ofrezca comprarlo.
“Pasa eso, porque está bien cuidado y restauré la mayoría de las cosas, la pintura sobre todo y mucha gente me dice ‘que lindo que se ve’, que si lo vendo, de todo un poco”.
“No es que no lo vaya a vender porque la situación hoy en día está dura, pero lo he defendido para no perderlo, porque le agarré cariño y me costó mucho. Me deshice de un cuadra y puse plata para adquirirlo. Era de un muchacho de Escazú, lo tenía hecho leña, no era lo que quería”, dijo.
De momento, Mora es feliz con su carro, a veces para pasear, o para trabajar y hasta para ir a traer jocotes donde sus suegros, según dice él, de los mejores de la zona.