Ariel González es el típico goleador en cada equipo que está, pero que las circunstancias de la vida y del fútbol, lo han llevado por diversos equipos hasta calar, de forma definitiva en el campeón nacional, el Club Sport Herediano.
La Teja quiso conocer la historia de González, quien llamó la atención en la segunda jornada del Clausura 2025 cuando marcó el segundo gol del Team en la goleada ante Guanacasteca, por 4 a 1.
En ese juego, dispuso de otra ocasión que le negó el palo y en términos generales hizo un buen partido. En el Lito Pérez debutó, en el empate a uno en la jornada inaugural, jugó 16 minutos.
Su papá, Jonathan Conejo, expresó que Ariel tuvo un paso en equipos infantiles y juveniles de Barrio México, Brujas, Alajuelense y Saprissa pero fue en el Team donde lo abrazaron como una familia y le dieron la oportunidad.
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“Cuando me casé con la mamá de Ariel (Krisbel Jiménez), ella tenía a Allison de tres años y Ariel de año y medio. Desde los dos lo metí en una escuela de fútbol del equipo de Barrio México y allí estuvo un tiempo”, manifestó don Jonathan. La familia vive en Tibás.
Luego de eso, pasó a una escuela de Brujas (equipo desaparecido) y después a Saprissa, donde entrenaba a las 5 de la mañana, tres días a la semana. Cuando llegaba, se bañaba para ir a la escuela, cuenta su padre.
En esa condición estuvo como hasta los nueve años, pero el pequeño quería dar el paso a los equipos élite y Jonathan lo llevó a Alajuelense a hacer pruebas y logró quedarse.
Con los rojinegros debutó en los campeonatos de prospectos y destacaba por su olfato goleador. Luego de tres años, Saprissa lo buscó y según su papá, el jugador decidió cambiarse a Saprissa. “Allí estuvo hasta los 14 años, de delantero, hasta que llegó un entrenador que no lo quería de delantero y lo empezó a poner de central”, relató el papá.
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En ese momento, se acercó Agustín Lleida para llevárselo a Alajuelense, con un montón de promesas, y el joven otra vez decidió dar el paso a la Liga. Sin embargo, fue un mal paso, pues lo metieron en el congelador.
El padre recuerda que llegó la pandemia y el joven seguía en el congelador hasta que Lleida se le acercó y le aconsejó que lo moviera a otro equipo porque no iba a tener oportunidad.
Ariel volvió a Saprissa y el entrenador Carlos Santana, luego de un tiempo, le dijo que no contaría con él
“Allí decidí moverlo a Herediano y lo recibieron muy bien, como una familia. Le dieron pelota. Empezó en la u15 y era goleador y con 15 años lo pasaron a la u17 y cuando cumplió 16 lo pasaron al alto rendimiento”, explicó.
Después llegó el debut, en este Clausura 2025 contra Puntarenas, con 18 años.
Sacrificio
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Ariel es un muchacho que siempre combinó el estudio con el fútbol, como parte de las reglas de la familia. Ya sacó el bachillerato y los padres le han dicho que descanse un poco del estudio porque ha sido muy sacrificado llevar los entrenamientos con los equipos, con selecciones menores y con el colegio.
“Nunca perdió un año, pero estuvimos a punto de sacarlo del colegio porque tenía muchos problemas con las notas y el comportamiento. Era inquieto, vacilaba y nos llamaban a reuniones constantemente. Eso es parte de ser joven. Al final, logró sacar el bachillerato”, contó.
La familia lo ha apoyado siempre y van a los partidos, siempre el papá, pero también muy seguido el resto de la familia, Allison y un hermano menor, Isaac Conejo, quien está en las ligas menores de Saprissa.
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“Cuando metió el gol contra Guanacasteca yo estaba en el estadio y grité como loco, es cuando uno se da cuenta que ha valido la pena tanto esfuerzo, tanto sacrificio. Los jugadores no convocados, que estaban en el palco se me quedaba viendo, seguro decían, ¿quién es este loco?”.
“Fui con uno de los mejores amigos de Ariel, también celebró pero más contenido”, dijo don Jonathan, quien es médico de profesión y por esa razón, cada vez que Ariel está “tocado”, es el primero que busca como recuperarlo.
“He sido el doctor, el psicólogo, el consejero, el entrenador, el motivador. Todo. Su sueño inmediato era debutar, ahora quiere salir al fútbol internacional, pero a largo plazo”, dijo.
“Los muchachos que se meten en fútbol tienen que saber que se deben dejar de lado algunas cosas y sacrificarse”, añadió.
Con su talento y perseverancia, Ariel González está listo para dejar su huella en el fútbol costarricense y, quién sabe, tal vez pronto lo veamos brillar en el extranjero.