El árbitro José Ovidio Solórzano Rivera de la segunda división, demandó penalmente a Pablo Quesada, preparador de porteros del equipo Fútbol Consultans por el golpe que le dio durante un partido, la semana pasada.
Solórzano, de 43 años de edad y 21 de ellos metido en los campos como árbitro asistente, habló con La Teja sobre aquel terrible capítulo que vivió en el estadio Ernesto Rohrmoser, en Pavas.
-¿Cómo han sido estos días después de la agresión?
En realidad, entre lunes y miércoles la pasé muy mal, porque cada vez que intentaba caminar sentía mareos y dolor en el sector del golpe (en el pómulo izquierdo) y en la cabeza eran muy fuertes.
-¿Quiénes lo ayudaron a recuperarse?
Debo darle las gracias al médico del Sporting San José y al fisioterapeuta de ese equipo, porque de inmediato me ayudaron. Por ellos rápidamente no me pasó nada más grave.
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-¿Qué le dijeron cuando fue atendido ya por un médico?
Que soy un roble, porque el golpe que me dieron no solo fue fuerte, sino porque al recibir un impacto tan fuerte corría peligro de tener una fractura múltiple. Es más me dicen que debo llevarla con calma porque podría tener secuelas.
-¿En que consiste la recuperación?
Me dieron unas pastillas, las cuales ya se me terminaron, también que no caminara mucho hasta tanto no sentir las fuerzas necesarias.
-¿Ya tomó alguna decisión por la agresión?
Sí, junto con mi esposa, Llojeidi Rojas Fernández, y mi abogado puse la denuncia en el juzgado de Pavas.
-¿Alguna vez le había sucedido algo parecido?
No, para nada, yo debuté como árbitro asistente en la temporada 1999-2000, en un juego entre Tournón y Naranjo, en San Isidro de Heredia, y a veces hay cosillas que se dan en todos los partidos, pero algo como lo que me sucedió el domingo pasado la verdad que no.
-¿Pensó en dejar el fútbol?
No, claro que uno se asusta, pero esta es mi pasión y agradezco a mis compañeros de grupo la forma en que me respaldaron, junto con la gente del Sporting San José y también personeros de la seguridad. También he contado estos días con el respaldo total de la Comisión de Arbitraje.
-¿Entonces sí seguirá en el arbitraje?
Claro que sí, repito, esa es mi pasión desde hace 21 años y todavía no pienso dejarla.
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-¿Con quién estaba trabajando en esa mejenga?
Hugo Cruz estaba como el árbitro principal, yo estaba como el árbitro asistente número uno y mi compañera Kindria Agüero como la árbitro asistente número dos.
-¿Qué le han dicho en la casa?
Todos están conmigo, tanto mi esposa Llojeidi Rojas Fernández, así como mis tres hijas e hijo. Ha sido un apoyo total, una bendición de Dios.
-¿Ya sabe cuándo volverá a correr en la línea?
No, pero espero que sea pronto, porque tengo muchas ganas de hacerlo. Es más, pensé que me iban a nombrar este fin de semana, pero no se dio.
¿A qué se dedica afuera de las canchas?
Tengo un puesto de lotería, venta de periódicos y libros en San José desde hace diez años con mi hermano José Stander y mi hermana Dedis Solórzano Rivera.