El sueño de debutar con la camiseta de Alajuelense, club al que es aficionada casi toda la familia de Anthony Hernández debió esperar mucho más tiempo del que el extremo hubiera deseado.
Pika, como le dicen al porteño, tuvo que esperar tres meses que se le hicieron larguísimos para poder ponerse la camiseta que tanto anhela vestir, gusto que finalmente se dio este domingo en la semifinal de copa ante Guanacasteca.
A Hernández se le notaba la emoción en la voz mientras explica cuáles eran sus sensaciones luego de tanta espera y lo que pasó muchas noches.
“Fue muy duro la verdad, tantas noches que no pude dormir, es que la verdad que... (hace una pausa y se toma un momento) es algo que no quiero volver a vivir, pero esos son los planes de Dios y toca aceptarlos, ahora lo que me toca es seguir adelante para lo que él tiene para mí”
“Realmente me siento muy feliz, muy contento, es algo que estaba esperando, agradecido con la afición y con el profe por respaldarme, sé que tengo que ir de menos a más, ahora lo que me queda es seguir luchando para ganar minutos y demostrar por qué viene a esta institución”, comentó
El extremo pudo jugar unos minutos en el segundo tiempo en los que afirma se sentía sumamente emocionado de volver a jugar y ver por primera vez cómo lo apoyó la afición manuda en el estadio.
“Era algo tan lindo lo que sentía en mi corazón cuando toda la afición me mencionaba y respaldaba, quiero agradecerles mucho y ahora tengo que seguir luchando por ellos y por la institución para seguir por el buen camino. Yo quería jugar ya, quería demostrar lo que podía hacer, estar tres meses afuera no es tan fácil”, indicó en declaraciones a la Unafut.