El atleta brumoso Miguel Ramírez tuvo la despedida que siempre anheló.
El funeral de Ramírez se realizó este lunes tal y como lo pidió en vida: lo vistieron con colores alegres y algunos de los asistentes a la misa y al entierro lucieron igual, pues Miguelito --como le decían de cariño-- no quería que en su sepelio la gente fuera vestida de negro.
Emmanuel Ramírez, hijo de Miguelito, dice que un mariachi los acompañó en el recorrido hacia el cementerio de Tierra Blanca y que las personas que asistieron complacieron a su papá tratando de no poner caras largas, como él quería.
“(Miguel) era como un hermano, imagínese el dolor que siento porque compartimos momentos de alegría porque eso es lo que da el atletismo”. Braulio Torres, amigo.
“Quisimos cumplirle todo lo que pidió y en medio del dolor le dimos la despedida que soñó. Recordaremos a nuestro padre como una persona alegre, feliz y con mucho amor hacia sus nietos. Eran su adoración”, dijo Emmanuel.
Ramírez falleció el sábado pasado de un infarto, luego de correr el Campeonato Máster de Campo Traviesa, que organizó la Asociación Deportiva Máster (Adema), en el Parque del Este, en Sabanilla de Montes de Oca.
Don Miguel, de 58 años, tenía años de dedicarse al atletismo y se había preparado para participar en la categoría de 55 a 59 años.
Nunca había ganado una carrera y ese día salió vencedor en su categoría. Pero lamentablemente sería la última carrera de su vida, pues luego de llegar a la meta se desplomó y murió camino al hospital Calderón Guardia.
Apasionado
El corredor era papá de cuatro hijos y tuvo cinco nietos (Fabiola, Isaac, Kiara, Eithan y Sebastián). Era comerciante y agricultor y su hijo recordó que su papá hizo deporte desde que él tiene uso de razón.
“Nosotros le decíamos Cucho, no sé por qué, pero así le llamamos los hijos. Lo vimos por última vez el jueves, porque mi sobrina Kiara le pidió que la fuera a recoger a la salida de la escuela.
“No nos dijo que se sentía mal ni nada por el estilo, más bien nos comentó que estaba entusiasmado por participar en la carrera. Competiría el domingo, pero la carrera se adelantó para el sábado”, dijo Emmanuel, quien vive con sus hermanos Miguel y Jairo en San Francisco de Coronado.
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El hijo mayor de don Miguel recuerda que a su papá le encantaba bailar y que los nietos lo hacían como querían.
“Él era muy alegre, en el pueblo el equipo atlético 14 de setiembre (que fundó Miguel con otros corredores) lo recibieron en caravana el sábado, antes de que se iniciara el velorio y eso demuestra el cariño que le tenía la gente”, afirmó.
Pérdida sensible
Braulio Torres, fundador del Club de Corredores Costa Rica, contó que Miguel fue uno de sus primeros miembros.
“Era como un hermano, imagínese el dolor que siento porque compartimos momentos de alegría, porque eso es lo que da el atletismo.
“Miguel era uno de los grandes motivadores que tenemos en el club y un gran atleta, siempre se esforzaba, cuando iba a competir, en los entrenamientos, en los fondos”, afirmó Torres.
El amigo comentó que Ramírez finalizaba, a veces, en el tercer, cuarto o hasta en el quinto lugar y antes de la carrera del sábado le dijo que quería ganar.
“Yo le dije que estaba preparado para ganar en su categoría y estaba muy emocionado. El viernes publicó en redes que iba a competir y así lo hizo, pero luego vino la mala noticia de su fallecimiento”, expresó.
A Ramírez le gustaba competir en cualquier modalidad, ya fuera campo traviesa o asfalto, no tenía preferencia. Y con la ruta que se sentía más cómodo era en la de 21 kilómetros.
“Nosotros hacemos trayectos de diez kilómetros y me decía: ‘llegué como si nada’ y es que tenía buena condición física. Le gustaba conversar con la gente y a los más jóvenes los motivaba, les decía, ‘ustedes pueden’ y sin duda alguna, es de esas personas que dejan una huella imborrable”.
Torres contó que él no se dedica a correr y que como era el fotógrafo del equipo, pescó con su lente a Miguelito en más de una ocasión.
“Casualmente nunca corrimos juntos, no soy atleta, de vez en cuando me pego una corridilla para mantenerme, pero sí manteníamos una comunicación constante.
“El miércoles pasado lo vi, fue la última vez y uno nunca se imagina que lleguen a pasar estas cosas. A veces a uno se le puede bajar la presión, uno se hidrata y continúa, pero no ese final”, manifestó.