Un amigo de Jeyland Mitchell le prometió en diciembre, desde la cama de un hospital, que iría a verlo brillar en Europa, durante un partido de la Champions League y así lo cumplió.
El martes anterior, Rubén Alfaro fue una de las 75 mil almas que estuvo en el estadio Giuseppe Meazza para ver el juego entre el AC Milán y el Feyenoord y fue testigo, en primera persona, del épico momento que vivió el jugador de 20 años, cuando su equipo clasificó a los octavos de final del torneo más importante de clubes en el mundo.
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Rubén y dos amigos más, Eduardo Liang y su hijo Kenny, llegaron a Europa el 10 de febrero, primero hicieron una parada en Países Bajos, para reencontrarse con su amigo y luego viajaron a San Siro para ser testigos del capítulo que escribió Mitchell en Italia.
Allá compartieron un poco con él, conocieron dos de los restaurantes favoritos del limonense en Países Bajos y le encantó ver cómo ese chiquillo que conoció en tierras nicoyanas es ahora un muchacho determinado, con disciplina y con ganas de seguir creciendo.
“Soy amigo de Jeyland desde que llegó a Guanacasteca, allá por el 2021. Lo conocía antes por sus inicios en el basket, me encanta el baloncesto, lo tenía en el radar porque era de los mejores jugadores que había visto y cuando llegó a Nicoya lo conocí en persona y ahí nos hicimos amigos.
“El primer contacto entre ambos lo hace Henry Martínez, el papá de Ian Martínez (quien juega baloncesto en la liga universitaria de Estados Unidos) y desde el primer momento le ofrecí a su mamá, doña Mirta, toda la ayuda que necesitaran, porque Jeyland llegó a Guanacaste siendo un chamaco, tenía 16 años”, comentó.
Sueños y ahnelos
Dicen que quien encuentra un amigo, encuentra un tesoro y con el paso del tiempo, Jeyland ha sido parte del círculo más cercano de este comerciante guanacasteco.
“Recuerdo que solíamos jugar PlayStation y él me decía que algún día estaría en un club de Europa, jugando Champions y así fue, poco a poco ha trabajado por lograr sus sueños y yo le decía que me parecía bien loco verlo en el estadio, saludándome desde la cancha. Fue un momento muy emotivo”, comentó.
Me siento feliz porque todo salió bien, logró avanzar, que era lo que él quería y porque siempre en la vida de Jeyland está primero Dios y su familia y todo este proceso se lo dejó en manos de Dios y hoy veo, como mantiene sus principios, pese al reconocimiento que ha ganado en poco tiempo”.
— Rubén Alfaro, amigo Jeyland Mitchell.
Es la primera vez que Rubén visita a su amigo en Europa, agregó que en diciembre pasó por una situación delicada de salud y gracias a Dios puede contar el cuento.
“Esta visita es muy particular, porque el 27 de diciembre me dio apendicitis y una peritonitis (se reventó el apéndice). Fue complicado, porque se me podía envenenar la sangre, pero me operaron a tiempo, me quitaron una parte del colon y gracias a Dios no pasó a más.
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“Cuando estaba en el hospital y hablaba con Jeyland planeé el viaje, ahí, en la cama del hospital compré los tiquetes para venir a Europa y compartir con él”, dijo emocionado.
Jeyland y su amigo comparten la pasión por los colores de Alajuelense. Rubén es manudo desde la cuna y también apoyó a su compa cuando defendía la camiseta liguista.
“Cuando lo visité en el estadio fue muy bonito, porque la Liga es mi equipo, desde que soy un niño soy aficionado a Alajuelense y siempre alentamos. Él es superliguista, sabemos que el equipo no ha estado tan bien como uno quisiera, pero un tío me dice, ‘uno puede cambiar de cualquier cosa, menos de un equipo de fútbol‘.
Gratificante
Rubén contó que Jeyland llegó por él al aeropuerto y lo llevó a conocer algunos lugares de Ámsterdam, la capital del país neerlandés. Luego, él se concentró con su equipo para este importante partido.
“Me alegra saber lo decidido y lo determinado que es para lograr sus metas y conseguir lo que quiere. Verlo en su casa, con sus cosas, es muy gratificante, lo que ha crecido desde que llegó a la ADG, desde que jugaba basket y dio un giro en su carrera, es de lo que más me agrada.
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“Y puedo decir, fuera de la cancha, que es la misma persona que conocí cuando llegó a Guanacasteca, esa persona que me llegó a recoger al aeropuerto es la misma que vi en el estadio, no ha cambiado nada. Sigue siendo alegre, conversador y eso es lo que me alegra, que se mantiene tal cual es”, expresó.