Yonnar Cortés se hizo del chuzo que tanto había buscado, gracias a un negocio que le salió redondo.
Gracias al trato, este fiebre ahora tiene un Toyota Land Cruiser modelo 1976, con motor diésel de 3900 c.c, que además es 4X4, apenas para irse a batir barro y ponerlo a jalar carga.
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“Realmente tenía casi como un año de estarlo buscando y me salió la oportunidad de cambiar uno que yo tenía por este y a esta otra persona le interesó, por lo que hicimos el cambio. Venía sencillo, pero empezamos a meterle algunas cositas como las llantas, los aros y a ponerlo más bonito con halógenos”, confesó Yonnar.
También lo bautizó como Papá Pitufo por el azul de su carrocería, el gorrito (techo) blanco y lo viejito que es.
¿Cómo saber si mi vehículo requiere reparación de frenos? |
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“La recomendación es revisar el sistema de frenos al menos cada seis meses o 10 mil kilómetros; también hay algunas señales que le pueden advertir que requiere reparación inmediata, tales como si está conduciendo y al momento de frenar siente vibraciones en el pedal de frenos o si escucha sonidos que no sean usuales. Si el nivel de líquido de frenos baja constantemente o de manera rápida y el pedal se va hasta el fondo, entonces deberá ser revisado por un técnico automotriz lo antes posible”, explicó Bryan Guido, mecánico automotriz (teléfono: 8603-5135). |
El carro de Cortés era un Mitsubishi Canter 2005, pero como es un camión pequeñito no le servía y no le estaba dando uso, pero el hombre con el que hizo el trueque necesitaba uno porque trabaja en construcción y pensó que estaba ideal para ponerlo a jalar materiales.
“Son esas oportunidades que da Dios y el negocio se dio taco a taco. Este carro lo encontré en Ciudad Colón, el dueño era de ahí. Buscando por Internet lo encontré y pensé que tenía un carro que no estaba usando, así que lo llamé y nos quedamos de ver. Le hice la propuesta y a ambos nos sirvió por lo que cambiamos los carros”, contó este suertudo.
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Yonnar le puso el ojo a este tipo de carro porque se lo habían recomendado, ya que él quería un chuzo fuerte, poderoso para jalar una carreta con caballos o una lancha y que no lo pusiera a sudar tacacos en terrenos complicados. La idea era que tuviera un alto torque, frenado de motor fuerte y que se pudiera meter hasta en ríos.
Ese fue el pretexto perfecto para hacer el cambalache, pero al final la historia dio un giro inesperado y el carrito no ha cumplido su objetivo.
“Nos hemos ido enamorando del carro (él y su hermano Yordano), por lo que no lo he puesto a jalar ni una carreta, lo tenemos como el chineado de la casa. Ahora lo que pasa es que nos da lástima, lo tenemos en el garaje y lo hemos agarrado como un pasatiempo por lo que lo sacamos a pasear los domingos.
“Es un roba miradas, porque siempre que nos parqueamos en algún lugar, nos llegan a preguntar por el carro, inclusive nos ofrecen comprarlo, pero el precio ha sido algo que no hemos conservado, así que preferimos no decir un precios porque después le dicen a uno que sí”, agregó este vecino de La Uruca.
Aunque ya lo tiene como un ajito, este fiebre ya tiene en mente tapizarlo y cambiarle todo el diseño de los asientos,. Además le pondrá bumpers nuevos y más cortos y con wincher adelante, mientras que reforzará el de atrás por si en algún momento se anima a ponerle una carreta.