Un amante de la restauración de carros clásicos encontró una joya que estaba a punto de ser usada como chatarra y le puso alma, vida y corazón y sobre todo mucha paciencia para dejarlo como nuevo.
Carlos Carranza vive en Santa Teresita de Aserrí, es mecánico y un amigo le dijo que desecharía la carrocería de un Plymouth Road Runner, porque era imposible restaurarlo y él aceptó el reto de devolverle la vitalidad y hace 7 años comenzó con el proceso.
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Este vehículo, del año 74 supuso todo un reto para Carranza, pero lo dejó como un ajito, para llevarlo a exhibiciones y para darse una vuelta de vez en cuando.
Del Plymouth Road Runner hay pocas existencias en el país. Carlos tiene dos y en este momento tiene a la venta el modelo que le mostramos hoy.
Hermoso
Además de reparar carros, Carlos se dedica a coleccionar autos clásicos. Contó que los repuestos tuvo que traerlos de Estados Unidos y poco a poco fue trabajando en la reconstrucción.
“Claro que había que hacerlo de cero, ponerle paneles de metal, se reconstruyó el motor, los frenos, la tapicería, originalmente era color champán, pero lo cambié a amarillo con negro, porque así se le daba el toque de la década de los 70.
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“Es de dos puertas, le coloqué tapicería de cuero en color negro y es manual de cinco velocidades. Originalmente es automático, pero sale muy caro reparar una caja de cambios automáticos, entonces le puse una más moderna”; manifestó.
Carlos recordó que compró la carrocería en una ganga, le costó 120 mil colones y ahora, este carro podría venderse perfectamente en unos $40 mil (cerca de ₡19 millones).
“En realidad lo saco poco, porque trabajo hasta los domingos, pero me encanta lo musculoso que es, su estética y en el país sólo hay tres modelos iguales y dos de ellos andan circulando.
“La gente no se resiste y cuando lo ve lo piropean montones y desde hace dos años estoy en el proceso de venderlo. A veces me arrepiento de vender un carro, al tiempo me doy cuenta de que tal vez me equivoqué”, dijo entre risas.
Carlos es amante de los carros desde que era un chiquillo y esta pasión la comparte con su familia, para él, reparar y restaurar vehículos es más que un trabajo, se ha convertido en su estilo de vida.
“Mi esposa Joselyn y mis hijos Fabián y Emily son igual de fiebres que yo para el tema de los carros y es que vivimos de esto, recuerdo que cuando era niño me regalaban carros y yo los desarmaba para ver cómo eran y así me convertí en mecánico.
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“Yo restauré el Plymouth Road Runner, porque me produce felicidad ver que algo que estaba inservible adquiere vida, es una sensación de alegría al verlo arrancar la primera vez. Nadie asumió el reto de restaurarlo por el el nivel de deterioro“, expresó.
Si usted quedó flechado de esta nave y desea adquirirlo, puede contactar a Carlos al 6146-5028.